Un programa de ejercicio multicomponente para personas mayores con capacidad funcional reducida no solo mejora su salud y autonomía, sino que también supone un ahorro medio superior a 1.000 euros por participante en el gasto sanitario. La reducción se debe principalmente a la disminución en el uso de medicación, visitas médicas y hospitalizaciones. En cifras, el coste medio de servicios sanitarios fue de 3.091 euros en el grupo entrenado frente a los 4.135 euros del grupo de control.
La investigación ha sido liderada por el grupo GENUD de la Universidad de Zaragoza perteneciente al área CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), junto al Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón).
Este trabajo coincide hoy con la conmemoración del Día Internacional de las Personas de Edad, instaurado por Naciones Unidas en 1991 para visibilizar los retos del envejecimiento y promover el bienestar y la participación de las personas mayores en la sociedad. Un marco perfecto para recordar que, frente a una cultura en la que se prescribe más medicación que ejercicio físico, la evidencia científica demuestra que estos programas de ejercicio son efectivos, con pocos efectos secundarios, y sostenibles para los sistemas de salud.

En el ensayo participaron 123 personas mayores, con una edad media de 80 años, reclutadas en centros de salud y residencias de Zaragoza. Los voluntarios se distribuyeron en un grupo de intervención, que siguió el programa de entrenamiento, y un grupo de control, que mantuvo su atención habitual.
Durante seis meses, los participantes realizaron tres sesiones semanales de 60 minutos, supervisadas por instructores especializados. Este entrenamiento combinaba ejercicios aeróbicos, fuerza, equilibrio, flexibilidad y entrenamiento funcional, adaptados a las capacidades de las personas mayores y orientados a mejorar las actividades de la vida diaria. Los efectos del entrenamiento se midieron en tres momentos distintos, evaluando la capacidad funcional, el grado de fragilidad y la calidad de vida relacionada con la salud.
"Este tipo de programas, además de ser muy asequibles —su coste fue de solo 164 euros por persona—, tienen un gran impacto en la autonomía y el bienestar de las personas mayores, y ayudan a frenar el gasto sanitario derivado de hospitalizaciones, pruebas diagnósticas y medicación. La prescripción de ejercicio físico debería integrarse en el cuidado de los mayores", señala José Antonio Casajús, investigador del CIBEROBN en la Universidad de Zaragoza y co-autor del estudio. Los resultados se publican en la revista Experimental Gerontology, firmando como primer autor Jorge Subías.
El equipo investigador concluye que integrar programas estructurados de ejercicio en la estrategia de salud pública contribuiría a afrontar el reto del envejecimiento poblacional, reduciendo tanto la carga socioeconómica como la sanitaria asociada. El análisis económico mostró que la inversión en este tipo de programas resulta muy rentable: el incremento de coste por año de vida ajustado por calidad ganado fue de 6.274 €, muy por debajo de los umbrales que utiliza el Sistema Nacional de Salud español para considerar una intervención costo-efectiva (27.000-34.000 € por año de vida ajustado por calidad ganado).
En el trabajo también ha participado personal investigador del área CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES), de la Universidad de Castilla-La Mancha y de la Universidad Politécnica de Madrid, así como de la Universidad de Extremadura, la Universidad de California San Diego y otras entidades colaboradoras.