El sector pesquero de Conil atraviesa una situación crítica. Las ventas en la lonja de Conil han sufrido una caída del 26,4% en el primer semestre de 2025, respecto al mismo período del año anterior. De enero a julio de 2024 se desembarcaron en lonja 230.814,26 kg de pescado, con un valor total de 2.398.863,58€. Este año, las capturas han descendido a 181.948,93 kg, valoradas en 1.764.681,40€, lo que representa una pérdida económica significativa para nuestra flota artesanal.
Esta alarmante disminución es el reflejo de una confluencia de problemas estructurales que llevan años afectando al sector y que, lejos de remitir, se agravan con el tiempo:
1. El arrastre con tren de bolos:
Este tipo de arte de pesca, altamente destructivo y poco sostenible, está erosionando los ecosistemas marinos de nuestro litoral. Al arrastrar cadenas de bolas metálicas por el fondo marino, se destruyen hábitats esenciales para la reproducción de numerosas especies, lo que compromete la regeneración natural de los caladeros y reduce la biodiversidad. Aunque esta práctica no está autorizada en nuestras aguas, su presencia en zonas cercanas tiene efectos colaterales devastadores. La solución pasa porque desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aprueben la reserva marina de interés pesquero y así evitar y sancionar estas prácticas en nuestros caladeros de manera ejemplar. Un proyecto que el sector pesquero de Conil lleva esperando más de 15 años.

2. Pesca furtiva sin control:
Mientras el sector pesquero profesional respeta escrupulosamente las vedas, tallas mínimas y normativa vigente, los pescadores furtivos actúan con total impunidad. Este fenómeno no solo esquilma los recursos, sino que también mina la sostenibilidad del sector y genera una competencia desleal que precariza aún más a quienes viven del mar de manera legal. Además, por otra parte, erosiona la imagen del pescador recreativo responsable de nuestra zona. Esta situación empeora por la falta de control en la rampa del puerto de Conil donde no hay una medida de las administraciones para controlar las capturas que salen. Solución: Reforzar los controles en los desembarcos y en los puntos donde se comercializa sin control los productos pesqueros, sin trazabilidad alguna, incorporar recursos suficientes para luchar contra esta pesca ilegal y sin control que amenaza nuestra supervivencia.
3. El avance del alga invasora (Rugulopteryx okamurae):
La proliferación imparable de esta especie asiática está transformando los fondos marinos y desplazando a la fauna autóctona. A pesar del impacto directo que tiene sobre la actividad pesquera artesanal, el sector ha sido marginado del Plan Estratégico contra el alga invasora elaborado por las administraciones públicas. No contar con la experiencia y el conocimiento de los pescadores en esta lucha supone un error estratégico que compromete la eficacia de cualquier medida adoptada. Solución: Contar con el sector pesquero en la mesa estratégica contra el alga invasora, donde se escuche su opinión y participe de manera activa en las tomas de decisiones; por otro lado, compensar las numerosas pérdidas al sector realmente afectado.