Más de 200 personas- y representantes de 24 diócesis españolas- han participado en el III Encuentro de Formación Permanente del Servicio de Acompañamiento y Mediación Familiar Canónica (SAMIC) de la Archidiócesis de Valencia, que fue inaugurado con una ponencia del obispo auxiliar Mons. Fernando Ramón.
En las jornadas, que también contrataron con la participación de tres diócesis procedentes de México, Polonia y Brasil y 47 matrimonios, tomaron parte especialistas y profesionales de todos los ámbitos que trabajan en diferentes tribunales eclesiásticos: vicarios judiciales, abogados, psicólogos... Además de delegados de familia o agentes de pastoral familiar.
La diversidad de perfiles y su variedad de procedencias también "confirman la sinodalidad y la comunión que existe entre todos los que trabajamos en este campo, una preocupación que convierte al SAMIC en un servicio único". Son palabras del director, Jorge García Montagud, que valora como enormemente positiva la experiencia, máxime si unimos la importancia de los ponentes que protagonizaron las dos jornadas de formación online.
El objetivo es claro: afianzar un espacio con expertos de diferentes disciplinas cuya reflexión puede ayudar a curar las heridas de las realidades sufrientes con soluciones concretas y actualizadas. Porque el SAMIC busca formar a profesionales que pueden desempeñar un trabajo "experto y eficaz en la atención a las familias en grave crisis, así como realizar intervenciones con acercamientos desde la mediación y el acompañamiento especializado".
La prevención es una clave que la Iglesia no puede dejar de atender
La tercera edición de la Formación Permanente del SAMIC se inauguró con una ponencia del obispo auxiliar de Valencia Mons. Fernando Ramón Casas que impartió una reflexión de gran profundidad sobre la prevención de las crisis matrimoniales y la pastoral familiar, como camino de acompañamiento constante.

Nuevo "Protocolo de acompañamiento familiar de los matrimonios que acompañan"
Tras la presentación de Mons. Ramón Casas, la psicóloga y mediadora Beatriz Puga, acompañada del matrimonio formado por Paco y Katy, presentó el nuevo 'Protocolo de Acompañamiento Familiar de los matrimonios que acompañan'. Este documento anima a ser una Iglesia que escucha, acoge y acompaña: una Iglesia que no abandona a las familias.
Para Beatriz Puga, una vez comprobado que "el acompañamiento de otro matrimonio mejora y facilita la curación de la familia en crisis", ahora hay que dar un paso más: "No basta con la buena voluntad de hacer las cosas bien; es necesaria una formación que permita entender a la familia y al individuo para poder acompañar con verdadero criterio y amor". Este es el objetivo principal del nuevo protocolo de actuación.
El documento se convierte en una "herramienta clave" para garantizar coherencia, orientación y acompañamiento desde la fe. Permite formar matrimonios comprometidos con la Iglesia, preparados para ser presencia activa del amor de Dios en medio de las crisis familiares.
Dar estabilidad a los hijos cuando la familia sufre
La segunda jornada de la tercera edición de la formación permanente del SAMIC se abrió con la intervención del reconocido psicólogo y terapeuta familiar Tomás Peláez Reoyo, que abordó la importancia de la estabilidad emocional infantil desde una mirada cristiana.
El Dr. Peláez ofreció la ponencia Cómo dar estabilidad y amor a los hijos cuando la familia sufre, en la que subrayó que uno de los objetivos esenciales en el apoyo a las familias en crisis es "preservar la estabilidad emocional de los hijos", considerados "los más vulnerables" en contextos de sufrimiento familiar.
Peláez recalcó la necesidad de "reconocer los signos que indican que algo está pasando y saber cómo responder". Enfatizó también el papel insustituible de los padres como modelos de referencia: "No pueden olvidar que son el principal ejemplo para sus hijos".
Mons. Bunge: "El SAMIC es una luz para las diócesis"
El III Encuentro de Formación Permanente del SAMIC concluyó con la ponencia "Mitis Iudex, diez años después. ¿Y ahora qué?, ofrecida por Mons. Alejandro W. Bunge, prelado auditor del Tribunal de la Rota Romana. Monseñor Bunge resaltó la importancia de un acompañamiento integral a las personas que atraviesan el drama del fracaso matrimonial, no solo en el proceso judicial, sino también en las etapas previas y posteriores.
En ese contexto el Servicio de Acompañamiento y Mediación Familiar de Valencia recibió un reconocimiento especial: "El SAMIC es una luz para las diócesis", y lo propuso como modelo a seguir para extender esta experiencia eclesial que nace en Valencia pero que ya inspira a otras realidades diocesanas. A juicio del Juez Auditor de la Rota se trata de un ejemplo y un faro para la pastoral familiar.
Llamó a los miembros de los Tribunales Eclesiásticos a no perder de vista su dimensión pastoral, instándolos a vivir su vocación desde la conversión personal, la oración y el acompañamiento auténtico. Y concluyó su intervención asegurando que ha sido testigo directo del trabajo del SAMIC, que ha podido conocer de cerca su metodología y espíritu, y que "da testimonio de su validez y eficacia como camino pastoral y canónico al servicio de las familias".