EL PLENO empleo, tal como hoy se vive, es algo inalcanzable, ni siquiera estadísticamente. Se demanda ocupación pero lo que en realidad se quiere es dinero. El gran desasosiego en las sociedades actuales está claro que es el desempleo, pero en el fondo lo que inquieta proviene no de que millones de personas estén privadas de una actividad asalariada, sino de la carencia de liquidez para cubrir todas las necesidades. Sin embargo sigue habiendo personas que se enriquecen desde cero y especulando como en la película El Lobo de Wall Street que, si bien está ambientada en la década de los 90, refleja la esencia más pura del sistema que hoy tantos estragos crea porque da sus últimos coletazos. Aunque el film muestra la dilapidación en drogas, sexo, lujo y viajes por el mundo del protagonista, también da a entender que es posible ganar mucho dinero y enseñar a otras personas a hacerlo. En una o dos escenas de la película se muestra cómo vender un bolígrafo. Lo cierto es que las empresas, hoy como nunca, precisan colocar sus artículos y quien se dedica a la venta suele percibir unas ganancias por encima de la media. Me ha sorprendido saber que aún hoy en las entrevistas de trabajo para comercial se solicita al candidato una prueba de venta con un bolígrafo, una simulación o teatrillo que demuestra la capacidad del candidato para ejercer ese cometido. Sin embargo, el más avezado puede atascarse en el examen que sabrá superar si sabe crear de alguna manera la necesidad en el supuesto cliente. Una buena salida —cuando se le pide al candidato que venda el bolígrafo— es cogerlo y pedir amablemente al interlocutor que apunte las ventajas que se le van a referir, pero, claro, si ya no tiene el instrumento de escritura, no podrá hacerlo. Ya lo necesita. Aunque no me gusta la expresión, en realidad es saber venderse a uno mismo. Y, en un nuevo sistema, también es práctico saber vender una conducta personal o nuestra preparación, capacidades o proyectos. Lo único que no se vende es lo que no se tiene.
Juan Carlos YAGO |
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