UN PERIÓDICO del día anterior se usa para envolver las bolsas de churros o para trabajos manuales (maché). La actualidad a veces se puede considerar un invento de periodistas que destacan aquello que puede causar más revuelo. Siempre estamos dando la nota y trasteando para que los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa ni sean tan monótonos ni pasen desapercibidos, iluminando sus partes más sensibles e inquietantes. Quien está posando los ojos sobre esta columna lee lo que lee. No es usted un ácaro invisible y fugaz del escenario periodístico que sabemos presentarle. Al contario, es el ser que decide, un elefante en la lujosa cacharrería oligárquica que puede dar al traste, por ejemplo, con el FMI si se siente partícipe de la opinión pública y pacíficamente demuestra que está harto de ser un número y de que, con el sudor de su frente, con su dinero y con el futuro de tus hijos, engorden los de siempre, los que "dan" sus migajas a la solidaridad para salir en la foto y acallar sus conciencias.
La oleada de investigaciones y detenciones judiciales que estamos viviendo, aplicadas a prebostes de la economía y de la política eran impensables apenas hace un lustro. Por algún sitio tenía que estallar tanta opresión, pero aún dan grima quienes siempre se mantienen neutros, evitando los líos; esos biempensantes que arrojan una moneda caritativa pero jamás contemporizan con el necesitado, que se avergüenzan de la miseria que ellos mismos han contribuido a generar. Tomás Moro, ilustre utópico, murió decapitado precisamente porque quería mantener la legitimidad de un matrimonio, el de su rey, quien deseaba lo contrario (la nulidad del mismo). Si las leyes actuales no sirven —pero al pueblo— habrá que cercenarlas.
Hoy en día bien sabemos que la "masa" por sí misma parece apática e indiferente y, tras tantas experiencias en la historia, los líderes y mandatarios que tenemos son los que merecemos, pero sólo si hemos recibido la información verídica, entre tanta saturación de voceros engañosos. La unión morganática entre dinero y equidad es uno de los esfuerzos más sensibles del auténtico futuro.
La oleada de investigaciones y detenciones judiciales que estamos viviendo, aplicadas a prebostes de la economía y de la política eran impensables apenas hace un lustro. Por algún sitio tenía que estallar tanta opresión, pero aún dan grima quienes siempre se mantienen neutros, evitando los líos; esos biempensantes que arrojan una moneda caritativa pero jamás contemporizan con el necesitado, que se avergüenzan de la miseria que ellos mismos han contribuido a generar. Tomás Moro, ilustre utópico, murió decapitado precisamente porque quería mantener la legitimidad de un matrimonio, el de su rey, quien deseaba lo contrario (la nulidad del mismo). Si las leyes actuales no sirven —pero al pueblo— habrá que cercenarlas.
Hoy en día bien sabemos que la "masa" por sí misma parece apática e indiferente y, tras tantas experiencias en la historia, los líderes y mandatarios que tenemos son los que merecemos, pero sólo si hemos recibido la información verídica, entre tanta saturación de voceros engañosos. La unión morganática entre dinero y equidad es uno de los esfuerzos más sensibles del auténtico futuro.