Málaga y Sevilla son las provincias que registran más agresiones de todo tipo --físicas y no físicas-- a los profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), según un análisis elaborado por el Sindicato Médico de Sevilla (SMS) de los años 2015 a 2020, un periodo en el que las agresiones han mostrado una tendencia al alza que se ha visto interrumpida el año pasado, cuando se registra un "descenso significativo" --de un 30,8%-- tanto de las agresiones totales como de las físicas, descendiendo estas últimas por debajo del registro de 2015 --204 frente a 176--.
El estudio, que se ha realizado con motivo de la celebración el 12 de marzo del Día nacional contra las agresiones en el ámbito sanitario y está basado en los datos oficiales contenidos en los informes de Prevención de Riesgos Laborales del SAS, señala que todas las provincias de Andalucía muestran un patrón similar, presentando en 2020 un descenso de las agresiones totales, físicas y no físicas, siendo el 2019 cuando se alcanzó el pico máximo durante estos cinco años, con 1.507 agresiones, de las cuales 1.218 fueron no físicas y 289, físicas.
Por su parte, en 2020 se produjeron 1.042 agresiones, de las cuales 866 fueron no físicas y 176, físicas, situándose en valores muy parecidos a los de 2015, aunque el año pasado baja en el caso de las agresiones físicas. A esta tendencia general se opone el aumento en las agresiones físicas registrado en 2020 en Córdoba y el de las no físicas en Almería.
En cuanto a los valores absolutos, Sevilla es junto con Málaga la que registra más agresiones de todo tipo. Así, en Sevilla se registraron 388 agresiones totales en 2019 --84 físicas y 304 no físicas-- frente a las 279 del pasado año --43 físicas y 236 no físicas--, mientras que en Málaga en 2019 se registraron 323 agresiones totales --69 físicas y 254 no físicas-- y 186 en 2020 --54 físicas y 132 no físicas--.
No obstante, el Sindicato Médicos señala que cuando se ponen los valores absolutos en relación con la población de cada provincia se comprueba que la incidencia de agresiones "es similar" en toda Andalucía, toda vez que precisa que resulta "difícil" atribuir el descenso de las agresiones en 2020 a un único factor causal. "Es posible que haya influido la pandemia y el consiguiente descenso de consultas presenciales en atención primarias o de actividad programada en los hospitales. Sin embargo, no podemos descartar que hayan influido también las medidas adoptadas por la Administración, la presión de sindicatos y medios de comunicación o la actuación de los jueces y las fuerzas de orden público", manifiesta.
En su análisis, el SMS indica, igualmente, que las principales víctimas de las agresiones son el personal sanitario, con una proporción constante a lo largo del tiempo de entre un 80 y 85% con respecto al total, siendo también el porcentaje de agresiones físicas con respecto al total relativamente constante a lo largo de los seis años analizados, situándose en torno al 20%.
Además, según este análisis, la mayoría de las víctimas de agresiones son mujeres, una desigualdad que "se mantiene constante" en los últimos años. El SMS señala que "no es fácil establecer una relación causal entre el sexo de agresor y agredido y el riesgo de ser víctima de una agresión", pero, no obstante, los datos desagregados --solo disponibles en el informe de 2020-- "sugieren que ese nexo en efecto existe".

Por lo que respecta a las agresiones físicas, expone que las mujeres son agredidas "casi en igual proporción por hombres y por otras mujeres", mientras que la proporción de hombres agredidos por mujeres "sigue siendo baja".
En resumen, afirma el SMS, "los hombres llevan a cabo la mayor parte de las agresiones y agreden con más frecuencia a las mujeres que a otros hombres, lo mismo que ocurre con las mujeres". "El sexo del agresor y de la víctima contribuye sin duda, al margen de la composición de las plantillas, a la mayor proporción de mujeres agredidas entre el personal sanitario", señala.
A parte iguales en atención primaria y hospitalaria
El estudio apunta también que las agresiones al personal sanitario se producen casi a partes iguales en atención primaria y hospitalaria --con 44 en 2018 en primaria y 56 en hospitales, frente a las 52 en AP y 48 en hospitales de 2020--, mientras que la categoría profesional de las víctimas difiere en ambos niveles asistenciales.
Así, el informe apunta que en atención hospitalaria se observa "un porcentaje de agresiones físicas superior a la media --un 26%, frente a la media del 17%--". Sus principales víctimas son el personal diplomado y técnico, mayoritariamente femenino, mientras que el personal licenciado --médicos en su mayoría-- "solo supone el 10% de las víctimas de agresiones físicas, aunque constituye el 14% de la plantilla hospitalaria"
Por lo que respecta a la atención primaria, se observa una proporción de agresiones físicas "de solo el 7%, notablemente inferior a la media (17%)", siendo víctimas de las agresiones físicas el personal licenciado y diplomado en porcentajes similares, "en ambos casos en torno al 50%".
Conclusiones
Por tanto, atendiendo a los datos, las conclusiones de este informe son que las agresiones a trabajadores del SAS afectan principalmente al personal sanitario, a mujeres y a la atención primaria, y que la proporción de agresiones físicas "es mayor" en atención hospitalaria, pero la proporción de médicos afectados por ellas "es mayor" en atención primaria.
Además, expone que tanto el sexo de la persona agredida como el ámbito asistencial "parecen influir de manera independiente en el riesgo de sufrir una agresión, aunque los datos de los que disponemos no permiten precisar la naturaleza de esta conexión causal". "En todo caso, estos factores solo modifican el riesgo, puesto ambos sexos son víctimas de agresiones en ambos niveles asistenciales", indica el SMS.
Por último, asegura que lo datos disponible indican que es necesario realizar estudios "más profundos de este fenómeno para desentrañar sus causas y ponerle fin", y que en la medida en que la condición de mujer "represente un factor de riesgo independiente para sufrir una agresión, como los datos sugieren, cabría temer un aumento de las agresiones al personal facultativo con la progresiva feminización de nuestra profesión".