ACUDÍ al Congreso, despedí a Suárez, recé por la España de la prosperidad cuyos cimientos dejó pergeñados. La figura del primer presidente de la democracia tan denostada en su momento —y por tantos— ahora es ensalzada por todos. ¡Ay de aquel personaje público que falte a su despedida! Le pondrán en la picota. El ambiente en Madrid es tan fantástico como siempre, cosmopolita y virulento, aunque un poco triste por ese poso oxidado que algunos sentimos debajo de la lengua tras el vandalismo posterior a la manifestación del 22M y, también, el levantamiento huracanado de los campamentos que se habían instalado en Sol como reminiscencia. Misión cumplida. He participado en un nuevo momento histórico del suelo patrio. Ahora me encamino al norte con la idea de participar en la famosa Ágora de la Poesía de León de cada viernes final de mes. La furia de los tiempos parece que se traslada al clima. Mis pensamientos me refugian. ¡Qué pequeños que somos! Cualquier fuerza natural puede tumbarnos: unos dedos que aprietan una bombilla fundida al salir de la ducha y puedes morir electrocutado; una riada que te ahoga; la espesa nieve que te hace resbalar. Poca cosa somos por muy compactos que nos creamos. Al socaire de la soledad de una austera pero segura habitación de hotel de carretera, leo a Pedro Salinas; le utilizo, le recreo, me transforma el pavor en entereza y pienso en alguien con quien he hablado no hace muchas horas. ¿Tan enamoradizo soy? ¿Por qué me atrapa su voz, su simple estar, su ser casi indiferente? Para más vivir me recreo en su simpatía y me pido perdón a mí mismo por haber ido tan a mi aire en la vida, ahora que tanto sopla. Se avecina un principio de primavera ventoso. El amor siempre me ronda no sé si para atormentarme o para elevarme. Pensar y sentir. Un hombre solo en la carretera con una pregunta que se lleva la airada naturaleza y el viento que brama tras los cristales. Quiero mi paz y mi pureza, mi España y su abundancia, mi sitio y mi hembra. Arroparlas con un presagio y colmarlas de futuro.
Juan Carlos YAGO |
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