EL NUEVO programa de estudios universitarios divide la carrera media en tres años académicos y dos de másteres. La clave de ciertas discrepancias estriba en que las fases de perfeccionamiento son de pago y, a menudo, caras y sin becas. Con lo cual se sobrentiende que no hay igualdad de oportunidades porque los discípulos pudientes tendrán más amplias posibilidades de ingresar en ese período definitorio.
¿Rompe el principio de igualdad de oportunidades y de competitividad? Hay quienes ni siquiera podrán competir. También dentro de esa afortunada clase que podrá permitirse los estudios habrá muchos que se den cuenta de que, en el fondo, la competitividad no tiene sentido sino dentro de unas reglas. Se puede competir cuando se corre en el mismo estadio, cada uno en su pista y hacia la misma meta. Quien corra en sentido contrario no solo será calificado de pirado, sino que entorpecerá a los demás. Si los jueces hiciesen la vista gorda o no se percatasen, tal perturbador de la carrera podría hasta ganar, con la muy alta probabilidad de que en las próximas pruebas otros corran como él lo hacía. Según un aforismo popular, "cuando los locos seamos más, los locos serán ellos". Parece democrático.
La persona de veras creativa y original está por encima de reglas y pretende llegar a la superación sin seguirlas. El creativo corre en otro estadio, casi siempre solo. No compite con nadie, salvo consigo mismo. Si luego no consigue homologar su marca puede pasarlo muy mal hasta que alguien le descubra. O permanecer perdido en la ignorancia social para siempre. Y el reconocimiento es muy importante para el desarrollo diario y práctico de la vida. Un artista, un profesional liberal o similar lo son justo desde el momento en que la sociedad les valora o adquiere sus obras o servicios; y es la misma sociedad la que les aplica su marchamo. La precariedad laboral de hoy proviene de un sistema en descomposición que arrasa talentos, capacidades y habilidades sin miramientos, favoreciendo intereses creados que le parecen más afines para subsistir.
¿Rompe el principio de igualdad de oportunidades y de competitividad? Hay quienes ni siquiera podrán competir. También dentro de esa afortunada clase que podrá permitirse los estudios habrá muchos que se den cuenta de que, en el fondo, la competitividad no tiene sentido sino dentro de unas reglas. Se puede competir cuando se corre en el mismo estadio, cada uno en su pista y hacia la misma meta. Quien corra en sentido contrario no solo será calificado de pirado, sino que entorpecerá a los demás. Si los jueces hiciesen la vista gorda o no se percatasen, tal perturbador de la carrera podría hasta ganar, con la muy alta probabilidad de que en las próximas pruebas otros corran como él lo hacía. Según un aforismo popular, "cuando los locos seamos más, los locos serán ellos". Parece democrático.
La persona de veras creativa y original está por encima de reglas y pretende llegar a la superación sin seguirlas. El creativo corre en otro estadio, casi siempre solo. No compite con nadie, salvo consigo mismo. Si luego no consigue homologar su marca puede pasarlo muy mal hasta que alguien le descubra. O permanecer perdido en la ignorancia social para siempre. Y el reconocimiento es muy importante para el desarrollo diario y práctico de la vida. Un artista, un profesional liberal o similar lo son justo desde el momento en que la sociedad les valora o adquiere sus obras o servicios; y es la misma sociedad la que les aplica su marchamo. La precariedad laboral de hoy proviene de un sistema en descomposición que arrasa talentos, capacidades y habilidades sin miramientos, favoreciendo intereses creados que le parecen más afines para subsistir.