El director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Pedro Olloqui, y la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, han dado a conocer este miércoles las dos nuevas incorporaciones que pasan a formar parte de la colección permanente del Museo de Huesca: una lápida romana con casi 2.000 años de antigüedad y la tabla de 'La dormición de la Virgen María', procedente del desmembrado retablo de Nuestra Señora de Baldós de Montañana (Huesca).
"Son dos obras con un origen muy distinto: una pieza arqueológica y la adquisición de una tabla gótica", ha observado el director general de Cultura. Ha destacado la labor del equipo técnico del museo en la conservación de las obras y ha elogiado el "enorme esfuerzo" que está realizando la corporación municipal para dar a conocer la historia y cultura de Huesca.
Por su parte, la alcaldesa ha apuntado que la lápida romana "tiene un significado especial", dado que ofrece detalles de cómo era Huesca en esa época: una ciudad "ubicada en la parte alta, con calles empedradas, con pozos de agua de excelente calidad, con edificios religiosos, teatros y con riqueza", como demuestra el mármol utilizado en esta pieza. "Es muy importante preservar nuestro patrimonio, nuestro legado cultural y nuestra historia", ha subrayado.
Durante las recientes obras de urbanización en el Coso Alto de Huesca, en el tramo comprendido entre la plaza de la Inmaculada y la calle Amistad, se descubrió un hallazgo arqueológico gran valor: una antigua inscripción romana que, según los expertos, perteneció a un monumento funerario de hace casi 2.000 años.
El descubrimiento se produjo a finales de noviembre de 2024, cuando dentro de las actuaciones arqueológicas de carácter preventivo que se realizan habitualmente en los cascos históricos, el arqueólogo Héctor Arcusa, que supervisaba las obras, localizó varios fragmentos de mármol blanco en una zanja destinada a los nuevos conductos de saneamiento. Las piezas estaban enterradas entre capas de relleno de época medieval, asociadas a lo que fue el antiguo foso medieval de Huesca.

Presentación de las nuevas piezas que pasan a formar parte de la colección permanente del Museo de Huesca
Se trata de una inscripción funeraria romana de notable calidad, tanto por el tipo de mármol como por la precisión de las letras talladas. El texto, aunque incompleto, está escrito en latín y fue encargado por una mujer llamada Sergia, que dedicaba la lápida a su yerno --un alto cargo local--, a su hija Cornelia y también a ella misma. La fórmula utilizada en la inscripción indica que fue mandada hacer en vida, una práctica habitual en época romana.
Duunviro homenajeado
La lápida menciona que el homenajeado fue duunviro, una figura equivalente al actual alcalde, miembro de la tribu Galeria y probablemente también flamen, un sacerdote de culto público. Cornelia, su esposa, lleva el cognomen Materna. Este tipo de testimonios ayuda a reconstruir la vida social y política de la antigua Osca, la ciudad romana que dio origen a la actual Huesca.
Este nuevo hallazgo refuerza lo que ya se sabía sobre el pasado romano de la ciudad: que Osca fue integrada en la tribu Galeria desde finales del siglo I a.C., cuando fue promovida a municipio. Además, la repetición de cognomen como Aelius, Cornelius, Sergius y Marius en otras inscripciones apunta a que el poder local estuvo concentrado en pocas familias, formando una élite que dominó la vida política y religiosa durante los siglos I y II d.C.
La lápida descubierta se suma al pequeño, pero valioso conjunto de inscripciones romanas encontradas en Huesca, como la que menciona al magistrado M. Marius Nepo o el altar dedicado a la Victoria Augusta a por los seviri L. Cornelius Phoebus y L. Sergius Quintillus, lo que confirma la importancia de la ciudad en época imperial.
Trabajos en el Museo de Huesca
Tras su hallazgo en la excavación, la inscripción forma parte de los fondos del Museo de Huesca, donde se ha realizado el proceso de restauración con vistas a su futura incorporación en la exposición permanente, concretamente en la Sala III dedicada al mundo romano.
Después de su ingreso en el área de restauración y conservación, el primer paso fue una evaluación exhaustiva: examen organoléptico, documentación gráfica detallada, ficha técnica y análisis del estado de conservación. Una muestra del mármol, extraída de una rotura reciente, se envió al área de petrología de la Universidad de Zaragoza para determinar su procedencia geológica. Los resultados de este estudio están aún pendientes.
El estado de conservación de la inscripción es bueno, a pesar de estar incompleta y fragmentada en ocho piezas de distintos tamaños. El mármol conserva una estructura homogénea y compacta. Se observaban restos de tierra, cemento y carbonataciones, depositados especialmente en las zonas incisas y los bordes. En la superficie se apreciaban manchas en tonos ocres y rojizos, atribuibles a su permanencia bajo tierra y al contacto con agentes contaminantes disueltos en el agua de lluvia y elementos ferruginosos.
El proceso de restauración curativa se inició con una limpieza mecánica minuciosa, realizada con cepillos suaves, bisturís y herramientas blandas bajo lupa binocular. Posteriormente, se procedió a una ligera limpieza química mediante hisopos. Tras la unión de los fragmentos, cuidando que encajaran con precisión, se reintegraron las pequeñas lagunas para reforzar la pieza y facilitar su lectura.
Los trabajos se llevaron a cabo siguiendo criterios de mínima intervención, reversibilidad y discernibilidad, respetando siempre la integridad del objeto original.
Tabla del retablo
Por otra parte, el Gobierno de Aragón, a través de la Dirección General de Cultura del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, destinó en 2024 una partida presupuestaria de 147.070 euros para la adquisición de obras de arte, con el propósito de incrementar y fortalecer las colecciones públicas de los museos gestionados por la administración autonómica. Del total, unos 30.000 euros se destinaron a la adquisición de esta pieza que se exhibe ahora como obra destacada y que pasará después a la colección del gótico del museo.
De este modo, fruto de esta política de adquisiciones, el Museo de Huesca ha incorporado a sus colecciones una nueva tabla procedente del desmembrado retablo de Nuestra Señora de Baldós de Montañana (Huesca), obra atribuida a Pedro García de Benabarre y datada a finales del siglo XV. Se trata de la escena titulada 'La dormición de la Virgen María'. En el año 2013 ya se integró en la colección del museo otra tabla perteneciente a este mismo retablo, representando 'La Resurrección'.
La obra es una pintura sobre tabla que representa el momento de la dormición de la Virgen María. Ésta aparece en la parte central de la composición tendida sobre su lecho de muerte cubierto con un rico tejido. La Virgen, con los ojos cerrados y las manos cruzadas sobre su cuerpo, es observada por los apóstoles que aparecen reunidos junto a ella.

Destaca la figura de San Juan que se inclina hacia la Virgen mientras porta en su mano una palma del paraíso. En la zona superior aparecen unos ángeles y la figura de Dios Padre que acoge el alma de María representada como una niña. En primer término, se encuentran las figuras de San Pedro y San Pablo leyendo sendos libros.
La tabla se enmarca dentro del estilo gótico hispano-flamenco, corriente artística representada por figuras destacadas como Juan de la Abadía, de quien se conservan numerosas obras y documentos, y por el propio Pedro García de Benabarre, pintor de retablos activo en Aragón y Cataluña entre 1445 y 1483.
Este último tenía su taller en la localidad de Benabarre, donde desarrolló una intensa actividad artística gracias a la colaboración de discípulos y ayudantes. Su estilo marcó una referencia que perduró en el este del Alto Aragón y en la provincia de Lérida hasta los primeros años del siglo XVI.
Esta tabla formó parte de una de las calles laterales del retablo mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de Baldós de Montañana (Huesca), situada a la derecha de la imagen titular. El conjunto, dedicado a María, ocupaba todo el fondo del presbiterio de la parroquia, y se convirtió en una gran pantalla en la cual se incluyeron compartimentos dedicados a la concepción e infancia de María, los gozos y el ciclo de muerte y glorificación de la Virgen María. Este impresionante mueble fue desmembrado y vendido en 1928 por el anticuario Josep Bardolet, y en la actualidad se conserva completamente disperso.
De este retablo, el Museo de Huesca ya cuenta en su colección con la tabla de la Resurrección, adquirida por el Gobierno de Aragón en 2013, a la que se suma la adquirida en este 2024.