El Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, ha bendecido las obras de rehabilitación del Colegio diocesano Nuestra Señora del Socorro de Benetússer, que fue afectado por la DANA y está ya totalmente reconstruido.
Para el Arzobispado, la recuperación de los colegios ha sido una prioridad, ya que han servido de refugio y esperanza para los alumnos y sus familias. Como explican desde la dirección, "el barro se llevó muros, patios, mobiliario, pero ante la catástrofe emergió la solidaridad de familias, profesores, alumnos y voluntarios que han podido reconstruir instalaciones, y ya se han concluido las obras de rehabilitación, que ha bendecido el Arzobispo, Mons. Benavent".
El Arzobispo ha presidido una eucaristía con todos los alumnos en el polideportivo del Colegio, en la que ha manifestado que "hay que dar gracias a Dios por haber podido recuperar el colegio, la formación, por el apoyo de los profesores que os ayudan a ser cada vez mejores, y porque a pesar de las dificultades que habéis sufrido, vivimos en un lugar donde no hay guerra, donde tenemos paz, mientras hay muchos niños que no tienen acceso a la educación, tenéis familias y profesores, por eso, tenemos que estar agradecidos".

En el edificio de la calle Cervantes, al que acuden los alumnos de Secundaria y Bachillerato, la planta baja se vio anegada de agua y de igual manera quedaron afectadas el aula de Arte, que está en semisótano y la de Idiomas. Por otra parte, el centro escolar de Primaria estaba seriamente dañado. "La fuerza del agua destruyó por completo la entrada y el muro perimetral y arrasó prácticamente la planta baja. Ante esta situación, la comunidad ha respondido unida, demostrando que el Evangelio se hace vida en la solidaridad", señalan.
Amparo Sánchez, directora de Secundaria y Bachillerato ha recordado que " lo prioritario fue pensar en levantarnos y la acogida, les dimos un espacio para expresarse, hablar, relajarse. El cole debía ser un refugio".
También la directora pedagógica de Infantil y Primaria y 1º y 2º de la ESO, Bárbara Torregrosa, recuerda que la reacción comunitaria fue inmediata: "Se llenó el colegio de familias, alumnos mayores, militares y voluntarios. Todos arrimaron el hombro. Planteamos fases de reconstrucción y poco a poco lo fuimos levantando. Sin las donaciones recibidas no hubiera sido posible".
El párroco titular, Jesús Cervera, recuerda cómo la capilla del colegio se convirtió en el "corazón solidario donde se hizo patente la solidaridad, no solo como ayuda material, sino como un gesto de fraternidad real. Fue un punto de recogida de todas las donaciones que llegaban de particulares y empresas".
Desde el economato de Cáritas Parroquial y gracias a decenas de voluntarios, la ayuda llegó a las familias más golpeadas: en medio de tanta pérdida, vieron cómo la esperanza se encarnaba en gestos concretos. La comunidad respondió unida, demostrando que el Evangelio se hace vida en la solidaridad".