PAGAR LA novatada es casi siempre inevitable. Existe una polémica por la que atraviesa ahora el partido revelación Podemos. Después de su flamante triunfo en las elecciones europeas, su organización, de raíz asamblearia, aparenta ciertos quiebres, por lo cual están sufriendo unos ataques furibundos por parte de ciertos medios y de casi toda la casta política, como ellos mismos la han calificado. En la última reunión de los cabezas visibles de la plataforma con las bases, el finde pasado, quedó claro que la labor es ardua y complicada. También, que deben actuar con sigilo porque se dan acusaciones de falta de democracia, advertencia de un "golpe de estado" (nada menos) por parte de un sector para tomar el control. Su aperturismo y su inexperiencia hacen que estas supuestas desavenencias sean aprovechadas por sus contrincantes —tal vez infiltrados en sus filas para reventarlos— y podrían interpretarse (en lugar de lo que son: simples discusiones) como luchas de poder y divergencias sobre la forma de encarar el proceso electoral para elegir el equipo que liderará el congreso fundacional, en el próximo otoño, donde se decidirá la estructura del partido y cómo se articularán las formas de participación asamblearia. Tanto que nos quejamos de la clase política española y ahora que contamos con un proyecto digno e ilusionante, con personas pletóricas por cambiar el sistema y ofrecer auténticas novedades, oxígeno y renovación social; tanto que esperamos... ¡y puede acabar como la gaseosa, mucho al principio para quedarse en nada! Si así fuera, realmente nos mereceríamos los gobernantes que tenemos. No lo dejemos morir. Este ascenso meteórico de una formación política de ensueño hemos de cuidarlo. Nació de los movimientos puramente ciudadanos y del descontento social, de los sectores menos pasivos del paisanaje de España. Pero la memoria es frágil; la social, de corto plazo y, en general, la distracción es un peligro de lo más común. No seamos injustos. Hay quien trabaja con seriedad por todos y no solo por mantener un estatus que beneficia nada más que a una minoría, parte de ella enriquecida de forma no muy moral.
Juan Carlos YAGO |
|
|
|
|