Cataluña es más rica que esas ideas reduccionistas. Y su riqueza estriba en valorar el acervo cultural en su conjunto. Particularmente, oír catalán natural hace sentirme más espiritual y también, más cosmopolita. Dominando francés y español se entiende de maravilla, y si te haces con un amigo lingüístico (abundan en Barcelona), aún es más penetrante. Todas las lenguas tienen su encanto, y el sistema del amigo que tienen adoptado es, aparte y sin pretenderlo, otro lazo más de afinidad que se va creando. Un ensayo interesante este de unir seres humanos a través de un objeto lingüístico, como pueda ser cualquier otro (gastronómico, turístico, deportivo...), muy representativo en la ciudad condal que tiene para mí ingredientes tan atractivos como Nueva York —si lo que se pretende es enaltecer el sentido de universalidad de las gentes— precisamente por su variedad y esa pluralidad de expresiones de una amplia pléyade de colonias que hablan los más variados lenguajes. Así la han configurado españoles de todas las provincias del Estado y una población internacional heterogénea, fija y flotante en una ciudad laberíntica, capital de Cataluña, única en el mundo para experimentar la óptica desde el ángulo aéreo, como yo digo, para nuevos emprendimientos y el progreso humano.
BALCÓN GLOBAL
Juan Carlos YAGO |
|
|
|
|