ESPAÑA SIGUE siendo diferente. Y un país maravilloso. No dejan de visitarla extranjeros, y los nacionales siguen recorriendo sus parajes maravillados de la disponibilidad turística, paisajística, gastronómica y de ocio. Concretamente, este mes de agosto la mayor parte de la población nativa ha escogido disfrutar de sus vacaciones en ella, preferentemente en zonas de sol y playa, aunque la montaña y las casas rurales han percibido también un aumento en su uso. Pero las costas y las islas españolas han triunfado de nuevo con un lleno casi total. Un estudio que se acaba de elaborar certifica que Mallorca, Menorca, la Costa del Sol y Valencia son los destinos estrella. No es de extrañar que las baleares estén siempre a la cabeza: su oferta hotelera es envidiable. Desde hace mucho vienen aglutinando la mayor parte del turismo español por su variedad y por su adaptabilidad a todos los presupuestos. Es cierto que las calas son paradisíacas, pero la industria del ocio se ha comportado muy inteligentemente para sacarle rendimiento a esa belleza climática y paisajística y, además, la mayor parte de los establecimientos mira al litoral. Sólo hay que observar sus pasos marítimos: son un hervidero de vida. Es lo que siempre se suele comentar: mucho hablar de crisis pero la hostelería siempre está animada y activa en este país. Quizá en general las familias reduzcan su gasto en vacaciones, pero no se privan de ellas, sino que procuran contrastar precios y utilizar las ventajas que ofrecen las distintas agencias e internet para abaratar costes. Siempre hay diversas ofertas y ventajas atractivas, como la estancia gratuita de los niños y el acceso a múltiples opciones de diversión. Y son normalmente los hoteles de cierto nivel los que pueden competir en este aspecto. De hecho, según ese mismo estudio, los usuarios eligen en un 54% de los casos alojamientos de cuatro estrellas y luego los de tres estrellas, con un 32%. En los mismos el spa es un gran atractivo pero lo que nunca falta es la piscina, sobre todo si la familia va acompañada de niños.
Juan Carlos YAGO |
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