Greenpeace publica hoy una nueva investigación que demuestra que la ropa de Shein, la mayor tienda de moda online del mundo, sigue conteniendo sustancias químicas peligrosas. Tras haber denunciado sus prácticas en 2022, la organización ha analizado varias prendas de ropa adquiridas en su tienda online y en una pop-up store, en ocho países, incluyendo prendas de ropa infantil, y los análisis muestran que, del total de las 56 prendas y zapatos analizadas, 18 (el 32%) contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites establecidos de contaminantes permitidos por el Reglamento Europeo de Sustancias Químicas (REACH).
Entre las cuatro prendas adquiridas en España, una de ellas excede los límites de la UE, superando 600 veces los niveles permitidos de PFAS, compuestos químicos contaminantes y denominados "eternos" por su lenta degradación ambiental. Pueden comportarse como disruptores endocrinos y están relacionados con enfermedades como el cáncer, con trastornos del desarrollo sexual y del crecimiento en la infancia, así como con un debilitamiento del sistema inmunitario.
Tanto las personas que trabajan confeccionando esta ropa, como el medio ambiente de los países productores se ven particularmente afectados. Pero quienes visten la ropa de Shein aquí también están expuestos a estos productos químicos a través del contacto con la piel, principalmente por el sudor, o por la inhalación de partículas. Incluso chupando los tejidos, en el caso de los niños/as más pequeños. Cuando las prendas se lavan o se desechan, las sustancias llegan a los ríos, al suelo y hasta a la cadena alimentaria.

Los análisis de Greenpeace revelan que Shein no ha cumplido con los compromisos que la propia empresa se ha impuesto:
- 18 de las 56 prendas (32%) superan los límites establecidos por el reglamento REACH de la UE, entre ellos, ropa infantil (3 artículos).
- 7 prendas (todas chaquetas) superan los límites de PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), hasta en 3.300 veces.
- 14 prendas exceden los límites establecidos para ftalatos, y seis de ellas los superan al menos 100 veces.
"Shein evidencia cómo el sistema de la ultra fast fashion es un modelo fallido que genera sobreproducción y contaminación y pone en riesgo la salud", explica Celia Ojeda, responsable de la campaña de consumo. "Este gigante de la moda rápida inunda el mundo con ropa de baja calidad y, a pesar de sus promesas, muchas de sus prendas contienen sustancias peligrosas. Momentos como el Black Friday, el Single Day, las navidades y las rebajas multiplican las compras. Esto tiene graves consecuencias en nuestra salud y en la de nuestros hábitats, como bosques y océanos, y genera una elevada cantidad de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, además de residuos".
En un análisis similar realizado en 2022, Greenpeace ya detectó y denunció sustancias químicas peligrosas en productos de Shein, que superaban los límites legales de la UE. La empresa retiró los artículos al tiempo que se comprometía a mejorar sustancialmente la gestión de sustancias químicas en su ropa. Sin embargo, la nueva investigación demuestra que no ha cumplido con sus compromisos y que Shein sigue poniendo en riesgo la salud de las personas y del planeta. Para ello hace uso de ciertos vacíos legales, como saltarse los controles de aduanas al enviar directamente al comprador o compradora, para poder seguir vendiendo ropa con estas sustancias peligrosas.
"A Shein parece no importarle el daño que sus prendas pueden provocar. En los nuevos análisis han reaparecido las mismas sustancias peligrosas que ya detectamos en los análisis realizados anteriormente. Esta nueva investigación pone en evidencia que los acuerdos voluntarios de Shein son papel mojado y que urgen leyes contundentes que frenen esta avalancha de ropa y que exijan responsabilidades a las plataformas digitales de venta, siguiendo el ejemplo de la iniciativa francesa denominada 'ley anti-Shein'", concluye Sara del Río, responsable de investigaciones de Greenpeace.
Con 363 millones de visitas mensuales, Shein.com es ahora el sitio web de moda más visitado del mundo, atrayendo más tráfico que Nike, Myntra y H&M juntas. Su agresiva estrategia de marketing, el uso de técnicas persuasivas en su aplicación y su enorme presencia en redes sociales lleva, especialmente a las personas más jóvenes, a un consumo desmesurado. Su app utiliza técnicas persuasivas de manipulación a las personas consumidoras: descuentos falsos, alertas de existencias bajas y temporizadores de cuenta atrás diseñados para crear una presión artificial que induzca a comprar. En cualquier momento, la plataforma ofrece más de medio millón de diseños, veinte veces más que gigantes como H&M. Algunos días puede lanzar más de 10.000 diseños.
Shein ha seguido creciendo rápidamente en el mercado internacional, con ingresos que aumentaron de 23 mil millones de dólares en 2022 a 38 mil millones en 2024. No sólo han aumentado sus ingresos sino también sus emisiones, que se han cuadriplicado en los últimos tres años. El modelo de negocio de Shein lleva la moda rápida —y con ella, el consumo excesivo de recursos— al límite. Por no mencionar otros problemas, como el caso sucedido hace unos días en Francia, donde se reveló que Shein estaba vendiendo muñecas de niñas sexualizadas, una muestra más de la falta de control de las mercancías que venden estas plataformas.
¿Qué pide Greenpeace?
Una vez más, este último estudio pone de manifiesto cómo la autorregulación voluntaria, por parte de las empresas, no protege ni a las personas ni al medioambiente. Por eso, Greenpeace demanda una ley contra la moda rápida, inspirada en la iniciativa francesa "ley anti-Shein" que podría frenar esta sobreproducción. Dicha legislación introduciría un impuesto a la moda rápida, promovería una verdadera economía textil circular y prohibiría la publicidad de la moda rápida, incluso en las redes sociales. Estas medidas son necesarias para mitigar los impactos nocivos de la industria de la moda rápida.





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