El desequilibrio económico tiene consecuencias múltiples en el bienestar de las personas. Un estudio del grupo 'Psicología de los problemas sociales', perteneciente al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR, ha profundizado en dicho impacto psicológico.
"La desigualdad económica no solo determina cuánto dinero tenemos o cómo vivimos, también moldea cómo pensamos, sentimos y actuamos. Por lo tanto, influye en la manera en que nos relacionamos con las demás personas y con el mundo que nos rodea", explica Efraín García, investigador principal del estudio.
El trabajo demuestra que la desigualdad económica aumenta la ansiedad sobre la posición social y reduce la confianza interpersonal, lo que a su vez conduce a niveles más bajos de bienestar subjetivo. Es decir, percibir desigualdad disminuye el bienestar, provoca ansiedad por ascender en estatus y miedo a perderlo, además de menoscabar la confianza en los demás.
"Podemos pensar que los efectos perjudiciales de la desigualdad solo afectan a las personas más desfavorecidas. Sin embargo, esto no es así. Las consecuencias negativas alcanzan a todos los niveles socioeconómicos", detalla Efraín García. Esta situación da lugar a condiciones sociales y psicológicas que deterioran el sentido de justicia, cohesión y bienestar del conjunto de la sociedad.

Las sociedades desiguales compiten más en lugar de cooperar, deterioran las relaciones en lugar de promover un sentido de comunidad y dividen, "justo cuando más necesitamos unirnos para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo, como eliminar la pobreza, detener la guerra o mitigar el impacto del cambio climático", apunta el investigador.
"Entonces, ¿qué podemos entender de todo esto? La solución no es cerrar los ojos y dejar de pensar en la desigualdad para sentirnos mejor, sino todo lo contrario. Necesitamos ser más conscientes de ella y aumentar nuestra sensación de agencia y urgencia para actuar. Es decir, reconocer que sí podemos actuar y que hay que hacerlo ahora. Este tipo de estudios nos ayudan a entender cuáles son los mecanismos psicológicos que nos ayudan a superar los efectos perniciosos de la desigualdad", concluye el autor Efraín García.
Como soluciones, los investigadores recomiendan ampliar la forma en la que entendemos la desigualdad, pues nos afecta a todos y no a unos pocos. También es importante fortalecer las relaciones personales, participar en espacios públicos con otras personas y reafirmar las identidades como miembros valiosos de las comunidades a las que cada uno pertenece.
En este proyecto han participado científicos de España, Estados Unidos, Polonia, Costa Rica y Chile. Se han utilizado datos de encuestas españolas y los resultados se han publicado en Social Indicators Research, una revista científica de alto impacto en su disciplina, centrada en entender cómo las condiciones sociales afectan la calidad de vida de las personas.