Hoy día, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, donde el ajetreo diario dificulta la conexión con los espacios naturales. Esta creciente falta de contacto con el entorno natural, conocida como "extinción de la experiencia", tiene consecuencias sobre la salud física y mental de las personas.
La Universidad de Granada ha liderado una investigación internacional que analiza esa "extinción de la experiencia", un fenómeno definido como la pérdida progresiva de interacción con la naturaleza a consecuencia de la falta de oportunidades para acercarse a ella.
Los resultados del estudio demuestran que, a nivel europeo, vivir en barrios con amplia cobertura vegetal o con parques de gran tamaño se asocia positivamente a un mayor tiempo de contacto con el entorno natural.
El equipo científico ha recopilado datos de biodiversidad de nueve ciudades europeas de España, Alemania, Países Bajos, República Checa, Polonia y Finlandia, junto con información sociológica de los ciudadanos que viven en ellas. Los investigadores han empleado distintas aproximaciones estadísticas para comparar el vínculo de los ciudadanos con el espacio natural en barrios de distinta organización de las zonas verdes.

Lucía Izquierdo, investigadora predoctoral del grupo 'Animal Eco Urban' de la Universidad de Granada y autora principal del estudio, indica que "los resultados subrayan la relevancia de los grandes parques urbanos para acercar a los habitantes de las ciudades al entorno natural". Además, "promover la biodiversidad (en especial la de aves) en las áreas urbanas parece favorecer la realización de actividades en la naturaleza, aumentando nuestra conexión con ella", detalla Lucía Izquierdo.
El trabajo también demuestra que quienes tienen más experiencias con la naturaleza durante su niñez desarrollan una mayor conexión en el presente y pasan más tiempo en ella. Este último resultado pone de manifiesto "lo importantísimo que es incentivar la proximidad de los más jóvenes a la naturaleza para combatir la extinción de la experiencia", resalta la investigadora.
El análisis científico concluye que los hallazgos son relevantes para impulsar ciudades con un diseño urbano que acerque los espacios verdes a la vida cotidiana, permitiendo acceder a múltiples beneficios para la salud, así como a una mayor sensación de bienestar y felicidad. A largo plazo, el acercamiento también puede tener un impacto positivo en la conservación de la biodiversidad: al recuperar el contacto directo con el entorno natural, y con ello revertir la extinción de la experiencia, se refuerza el deseo de convivir con la naturaleza y protegerla.
"Esperamos que las autoridades competentes y los actores implicados (arquitectos, urbanistas, políticos y otros científicos) tomen nota de estos resultados y los tengan en cuenta a la hora de reorganizar o ampliar sus respectivas ciudades", destaca Juan Diego Ibáñez-Álamo, profesor del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada y líder del grupo internacional que ha llevado a cabo el trabajo.





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