HAY CASOS en los que la realidad supera a lo virtual. España es un maremágnum de edulcoraciones hoy; y, además, en sentido negativo. Los ladrones van a la oficina y los detienen, pero no a aquellos de la antigua serie de televisión que representaban robagallinas de poca monta, sino a políticos de alta estirpe que detentan el poder social. Como una aparición virginal, el edificio estatal parece estar siendo derruido por partes para elevar otro de cristal, más frágil y, sobre todo, más transparente. La misma transparencia que amenza con arrebatar la llave que tiene trancada y bien atada a la Carta Magna. Todos los responsables de las fuerzas vivas hablan de la conveniencia de reformar la Constitución. Pero también no son pocos los que creen que todo va a arreglarse con una ingente dosis de optimismo, tras haber sido España, es decir, los españoles, esquilmada —presionados los compatriotas y ordeñados hasta le extenuación— y saboteada. Ana Pastor García, conocida presentadora del programa de La Sexta El objetivo, en un curso denominado Periodismo Social del diario El Mundo, ha afirmado que la empatía es "lo único que puede cambiar este país". Y se ha quedado tan ancha, ella que, sin dar tregua alguna, no hace otra cosa que practicar lo contrario, repartiendo varapalos a todo aquel que no va por donde su línea editorial indica, aunque se ufane de preconizar su independiencia en los medios.
La empatía no levanta un país —ni el optimismo— aunque sean especias que le den sabor a la gran y variada cocina nacional. La imagen de España está deteriorada, es cierto, pero no basta con preocuparse por un lavado de cara. Lo que se necesita es que los más tres millones de niños españoles súper pobres que existen tengan un plan de nutrición eficaz. Lo que se necesita es que el trabajo se reparta y que la riqueza circule y no se estanque en las fortunas rancias que tan solo gozan de un conservadurismo trasnochado. Lo que se necesita es exigir derechos sociales; lo que se necesita es menos ruido estético, menos colorín y menos pingajo.