El Ayuntamiento de Sevilla inicia el plan de refuerzo del riego del arbolado en vía pública para unidades plantadas en los dos últimos años

El Ayuntamiento de Sevilla, a través del Servicio de Parques y Jardines, ha comenzado la campaña de refuerzo de las rutinas de riego del arbolado de la capital. Se trata de una planificación que prioriza la atención de unidades que se han plantado al menos en las dos últimas campañas en alcorques vacíos de vías urbanas con el objetivo de favorecer su arraigo en las actuales condiciones climáticas. Esta planificación complementaria se desarrolla en árboles plantados en calles que no disponen de un sistema de riego automatizado, nuevos elementos drenantes o sostenibles u otros sistemas urbanísticos e hídricos autónomos y complementa las acciones que se realizan en parques, jardines y similares que se afrontan con otros recursos, como los contratos de mantenimiento de la Delegación de Transición Ecológica y Deportes, con el objetivo de mejorar la atención de las unidades más jóvenes.

A través de esta campaña, que cuenta con una inversión de 121.000 euros, se ha diseñado la distribución de cuatro unidades de trabajo equipadas con las herramientas necesarias para las labores incluyendo depósitos de agua y sus correspondientes transportes de grandes dimensiones. Para este ejercicio, y como novedad, se emplean motores y bombas eléctricas que minimicen el ruido y las molestias a los residentes. Estas tareas se desarrollan en horario de 23:00 a 07:00 horas para evitar que se evapore el agua aportada con las altas temperaturas, lo que además agiliza las tareas ante la reducción de tráfico con respecto a otras horas del día. El inicio de este plan se desarrolla a finales de primavera y se mantienen hasta finales de octubre, más allá del verano, y en este ejercicio se ha anticipado su inicio en el contexto de ola de calor.

Los equipos definen una rutina de trabajo que incorpora la limpieza de alcorques y eliminación de vegetación espontánea. Además, se crea un pequeño desnivel o poza que permite la retención de la mayor cantidad posible de líquido en su interior. Posteriormente, cada árbol recibe unos 50 litros de agua en una operación que se repite al menos una vez a la semana, lo que debe resultar suficiente para cualquiera de las especies que se han venido plantando en los últimos meses.