La prestigiosa revista internacional Nature Communications ha publicado un artículo sobre las diferencias en la morfología del hueso del laberinto (que es inusualmente denso y de fácil preservación en el registro fósil), ubicado al final del oído de más de 306 individuos de 200 especies diferentes de rumiantes actuales y fósiles.
El estudio ha revelado que esta diminuta estructura anatómica guarda relación no solo con el movimiento y el sentido del equilibrio, sino también con las relaciones filogenéticas (parentesco) entre especies y con los procesos de diversificación en periodos de cambio climático. En el trabajo de investigación, que cuenta con la participación de investigadores de 17 instituciones internacionales, ha participado Daniel DeMiguel, investigador ARAID en la Universidad de Zaragoza (Departamento de Ciencias de la Tierra), e investigador asociado al IUCA y al Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP).
El trabajo se ha llevado a cabo digitalizando tridimensionalmente mediante micro-tomografía computerizada (comunmente conocida como exploración por TC o TAC) cada uno de los 306 huesecillos fósiles (o cráneos completos que contenían estos fósiles), ubicados en decenas de museos de Paleontología de todo el mundo.
Según comenta Daniel DeMiguel, "es un trabajo tremendamente laborioso y muy meticuloso, tanto que nos ha llevado más de 8 años de trabajo poder efectuarlo, con unos resultados increíblemente importantes para el conocimiento de los mamíferos herbívoros". Por ejemplo, los cambios más rápidos en el oído de los ciervos ocurrieron debido a la evolución de 19 nuevas especies en el Plio-Pleistoceno, lo cual tuvo lugar en tan solo 3 millones de años cuando los ciervos llegaron por primera vez a Sudámerica. "En otros grupos, continúa DeMiguel, vemos claramente que los cambios de forma en este huesecillo guardan relación con cambios globales en la temperatura; por ejemplo, las jirafas tuvieron su pico de diversidad y mayor éxito hace 16 millones de años coincidiendo con un momento de calentamiento global, mientras que, contrariamente, los bóvidos se diversificaron en periodos fríos".
Este estudio supone un avance muy importante en el conocimiento de los mamíferos a nivel mundial, y muestra además que las estructuras anatómicas más pequeñas y aparentemente insignificantes son imprescindibles para comprender los procesos de macro evolución.