Chiclana lleva tendiendo puentes sobre el río Iro desde al menos el siglo XVII. A principios de 2026, la ciudad contará con nueve porque acaba de comenzar la construcción de una nueva pasarela que cruzará este río, que también es ría, que se llena con la marea.
El alcalde de Chiclana, José María Román, quiere que el río deje de ser una frontera y la nueva pasarela es un paso más "para seguir cosiendo la ciudad". Su objetivo, estrechar vínculos y aumentar la conectividad entre ambas partes del casco urbano.
Zarapitos, garcillas y correlimos picotean en el cauce lleno de vida del actual río Iro, con su naturaleza de fango y su ir y venir diario de las aguas desde el mar hacia el monte, y desde su nacimiento en Medina Sidonia hasta el Atlántico. A veces, aves de paso como los turistas, espátulas y cormoranes, deambulan por la ribera ajenas al trasiego de peatones o de vehículos que circulan por los puentes.
La nueva pasarela tendrá una longitud de 43 metros, una anchura de tres estará a casi ocho metros sobre el nivel del mar y plantea volver la vista a 3.000 años atrás.
350 años después del primer puente, en Chiclana no queda ninguno de los antiguos. Todos son posteriores a la década de los sesenta. El nuevo será una pasarela de acero pintado de blanco, para peatones y ciclistas, que formará parte del paisaje de forma respetuosa, sin artificios, porque llega para recordar, por su ubicación, al embarcadero del asentamiento fenicio del Cerro del Castillo, el origen de Chiclana.
Una obra que va a seguir trenzando la ciudad para que ambos lados del río -conocidos como La Banda y El Lugar- estén más cerca y su relación sea más estrecha. "Estamos envolviendo y dándole cariño a esta zona para hacerla más amable con una actuación muy atractiva, que dará una mayor conexión a la ciudad y a sus dos orillas", comenta el alcalde.

Una torre sustituye a la otra
En la actualidad, en la hondonada ya se levanta una torre en homenaje a la de Guzmán El Bueno, que también estuvo en este mismo lugar hasta que las tropas de Napoléon la arrasaron. También se ha consolidado el talud que la rodea. En proyecto está habilitar la zona para albergar conciertos y espectáculos. Ofrecer cultura donde empezó la historia de la ciudad, pero eso será a medio plazo, con la venía de los fondos de la Unión Europea.
A corto plazo, la pasarela servirá para unir La Banda con la cota más alta del casco histórico de la ciudad, sin necesidad de grandes rodeos para ir sorteando el río y el centro urbano de Chiclana.
La Chiclana que mira al río
Las referencias a los puentes son numerosas en el libro 'El Iro, más que un río', una obra colectiva del Grupo Iro XXI que aborda el río desde una perspectiva histórica, social y natural, celebrando cómo ese curso fluvial, denostado por la suciedad y las riadas del siglo pasado, hoy se encuentra vivo, poblado de garzas y cigüeñas.
El libro es un relato fantástico de siglos de amor y desamor, incluso rechazo, entre Chiclana y su río, con numerosas reminiscencias históricas como la que dice 'cuando los franceses abandonaron Chiclana, completamente arrasada no dejaron ni un puente, ni de madera, ni de cantería, ni chico ni grande'.
El puente azul
El puente del VII Centenario está en funcionamiento desde el año 2000 y su nombre es un homenaje a la fundación en Chiclana en 1303, cuando el rey Fernando IV de Castilla donó las tierras que confirmaban la ciudad a Alonso Pérez de Guzmán.
En 2006, con el descubrimiento del yacimiento arqueológico del Cerro del Castillo, se supo que Chiclana no tenía 700 años, sino en torno a 3.000.
El también conocido como puente azul tiene una luz de 57 metros de longitud y es junto a las dos rotondas que prolonga la vía, uno de los grandes distribuidores del tráfico de Chiclana.
El de madera
La pasarela de la Correntín, más conocida como el puente de madera, parte de la calle Iro, al final de la Alameda y desemboca en el campo de fútbol y la estación de autobuses.
Siguiendo el curso del río, mar arriba, está el Puente Chico actual, aunque de madera hubo otros.
Las historias del Puente Chico
En 1810, cuando el ejército napoleónico entró en Chiclana, ya hay constancia de un pontón de madera que cruzaba el río.
Como relata el Grupo Iro XXI, tuvo que ser reconstruido en diversas ocasiones. Inaugurado en 1928, derribado nuevamente por la riada del 65 y vuelta a tenerse sobre el Iro en el 1967 como pasarela de La Victoria. La gente siguió llamándolo "el puente chico" y así hasta hoy.
La pasarela de la Gran Plaza
Una prolongación que va desde la Plaza de Andalucía hasta la Alameda, conocida como la Gran Plaza. Google Maps, la cataloga como pasarela del Pájaro, en alusión a la popular cafetería.
El grande
Dedicado a Nuestra Señora de los Remedios, abrió al tráfico en 1969 y se amplió en 2003 para facilitar la circulación de vehículos a través de cuatro carriles. En la actualidad, también lo atraviesa el tranvía de la Bahía de Cádiz.
Conocido también como el puente grande, cabe recordar que, a finales del siglo XIX se construyó en Chiclana el puente de Isabel II, conocido como el grande, tanto que hay quien en la época reprocha que es 'mucho puente para tan poco río' como recoge el libro 'El Iro, más que un río'.
Tan robusto no sería, porque quedó muy dañado por las sucesivas riadas y fue demolido cuando entró en servicio el nuevo, que serviría de plataforma a la carretera Nacional 340.
Continuando con la trayectoria del Iro, entre el puente grande y el paso del Arenal, se instalará la nueva pasarela.
La pasarela del Arenal
Siguiendo el curso del Iro, nos encontramos con un pequeño paso que une La Banda y la barriada del Arenal, para facilitar el trasiego de los transeúntes entre ambos lados del río y acortar distancias para ir al centro histórico.
Y una niña eligió su nombre
En 2008 se inauguró este viaducto de más de 700 metros de largo que desahoga el tráfico del centro y facilita los accesos hacia la autovía A-48 y hacia la carretera de Medina.
En aquella fecha, María Alejandra Gallardo Pedrero, entonces una niña del colegio Tierno Galván, ganó el concurso para nombrar al nuevo puente con su propuesta "Puente de la Concordia", como recuerda el mencionado libro. Una obra editada por Palitroque, que se acabó de imprimir el 19 de octubre de 2021, en el 56 aniversario de la riada que en 1965 transformó Chiclana.
El que se le espera
Pasado este último puente, el río hace un meandro en torno al estadio municipal de atletismo Huerta Mata y hasta casi encontrarse con el campo municipal de fútbol Fernando Quiñones.
El trazado del Iro va paralelo a la carretera de Medina antes de salir de Chiclana y enmarca una parcela en la que irá ubicado en el futuro un parque fluvial, al modo también de las praderas europeas, con zonas de sol y de sombra y una laguna en diagonal.
El nuevo parque fluvial estará acotado, a la salida de Chiclana, por la avenida del Velódromo y la carretera de El Palmar.
Justo en este extremo, la carretera de Los Barrancos se convierte en un vado por donde circulan los vehículos cuando el agua escasea, allí donde debería haber un puente. Es el décimo. No está, pero se le espera.
El arreglo de la carretera de los Barrancos es un compromiso que la Junta adquirió con los empresarios en 2009 para absorber el tráfico que antes circulaba por la antigua N-340 y que, con el paso del tranvía, iba a tener su paso mucho más complicado.
En construcción
Sumado al de la autovía de la Costa de la Luz, en 2026 serán nueve los puentes que crucen el río, seis más vinculados a la trama urbana, séptimo el que está en construcción y los dos últimos, el de la Concordia y sobre todo el de la autovía de la Costa de la Luz, para el tránsito de vehículos.
La pasarela que ahora comienza nace en la calle Ribera del Río, lo sobrevuela y desemboca en la Avenida de los Reyes Católicos y el tranvía, mirando de frente a la torre, que a su vez supera, con un ascensor, un desnivel de 30 metros de altura para acceder al Espacio Arqueológico Nueva Gadeira, al yacimiento del Cerro del Castillo y al casco antiguo de la Chiclana.
"Dentro de las actuaciones que estamos llevando para mejorar la permeabilidad en la ciudad -ha añadido el alcalde- se encuentra esta pasarela peatonal a la altura del colegio público Isabel La Católica, facilitando la llegada y salida de estudiantes y permitiendo que esta parte no permaneciera un tanto aislada".
La nueva pasarela cuenta con un presupuesto de 1,2 millones de euros con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de los fondos Next Generation EU; en concreto para la implantación de la Zona de Bajas Emisiones y promover la movilidad sostenible, en este caso para peatones y ciclistas. La UTE formada por las empresas UC10 SA y Azul Construcción Repair SA es la que llevando a cabo los trabajos.