Diciembre es un mes especial. A pesar de que no te guste la Navidad, diciembre es mucho más que eso. Luces, anuncios especiales en la televisión, nostalgia y, sobre todo, consumo. Las marcas bien lo saben y realmente se aprovechan de ello.
El consumo emocional es aquel consumo que va más allá de la compra por necesidad. Este consumo puede ser bastante peligroso, ya que se ve impulsado por sentimientos, emociones o recuerdos que pueden acabar provocando la compra de un producto sin que tengamos necesidad.
Esto se traduce en que, al final, una persona no se compra una manta porque tenga frío, sino porque busca sentir el confort o la calidez con la manta que ha visto en el anuncio. Es durante esta época del año en donde nos tenemos que convertir en consumidores más inteligentes si no queremos que nuestro bolsillo entre en pánico.
Psicología existente detrás del gasto emocional
Todos estos problemas las marcas saben detectarlos y, por supuesto, aprovecharlos. No en vano son muchos los psicólogos que forman parte de los equipos de marketing para aprovechar que todas esas necesidades se conviertan en consumo.
La Teoría de las Necesidades de Maslow adaptada al consumo nos explica como las personas no solo buscan con el consumo satisfacer sus necesidades básicas, sino que también buscan otras como la afiliación, el reconocimiento o la autorrealización entre otras.

Muchas de las emociones durante estas fechas se basan en sentimientos rápidos en lugar de un análisis racional. Elevar el gasto, por ejemplo, en comida, o tal vez darse un capricho con algo que no necesitamos gastando un dinero que podríamos utilizar para otra cosa. Las emociones, el precio, las ofertas, las luces, el espíritu navideño… lo puedes llamar como quieras, pero todo esto puede convertirse en un arma de doble filo para cualquier consumidor.
¿Cómo trabajan las marcas?
Las marcas aprovechan las emociones para acabar promocionando o vendiendo productos durante estas fechas. Anuncios de refrescos que apelan al sentimiento familiar, en lugar de refrescarse como sería más propio de un anuncio de verano. Muchas marcas no venden el producto en sus anuncios, sino que venden la unidad familiar, la generosidad o la magia de la Navidad.
A partir de aquí se crean muchas narrativas e historias que se acaban mezclando con valores humanos. La familia que se reúne tras mucho tiempo sin verse, el hijo que vuelve a casa después de estudiar en el extranjero o los vecinos que siempre discuten, pero que se reconcilian durante estas fechas. Todas y cada una de estas historias con un producto promocionado de por medio.
¿Qué implicaciones tiene ceder al consumo emocional?
Ceder al consumo emocional puede ser bastante peligroso. No en vano, luego viene la cuesta de enero y los gastos son más acuciantes, en parte, debido a los excesos que se llevan a cabo durante las navidades.
Lo más normal es que todo esto acabe provocando un estrés financiero llevando a dichos problemas económicos a principios de año.
Más allá de las consecuencias económicas, el impacto sobre el medio ambiente también es evidente. Si eres una persona concienciada con la eco sostenibilidad, ser tan consumista durante esta época del año de poco ayuda.
El consumo emocional también puede ser peligroso debido a que las expectativas no se cumplen. Algunas personas compran dichos productos pensando que van a vivir la vida idílica que se les ha mostrado en televisión cuando luego todo esto dista bastante de la realidad. El subidón de la compra siempre es algo temporal, pero luego se debe lidiar con las consecuencias.
Lo más importante en todos estos casos es tratar de actuar como un consumidor consciente y concienciado. Para ello es importante identificar estas emociones en los anuncios y cuestionarlas. Prioriza las experiencias sobre los objetivos, es decir, lo importante es el tiempo que pases con tus seres queridos no el consumo que te invita a comprar artículos sin necesidad.
A pesar de que pueda parecer algo sencillo, realmente no lo es. Hay que tener muy claro que se debe comprar lo que realmente se necesita y no mentirnos a nosotros mismos. Ser un consumidor inteligente es mucho más importante en esta época del año.





Guía de San Pedro Alcántara
Comentarios
Aviso





