AL TÍMIDO se le puede confundir con tonto y, no obstante, la timidez es un rasgo que, bien utilizado, resalta el atractivo de la persona en su desenvolvimiento social. Hasta no hace mucho primaba, por este orden, la forma sobre el fondo, los efectos especiales añadidos sobre la forma y el sensacionalismo antes que la verdadera esencia de la obra humana. Naturalmente sólo los espíritus sensibles desconfiaban de los ropajes oropelescos; su búsqueda escéptica no admite nunca atributos banales ni hojarascas inútiles que camuflen la autenticidad.
Pero hoy este rasgo es más accesible a todos gracias a la cibernética. Algo muy bueno que ofrecen las redes sociales es que en ellas se expresa el mejor sentido de la amistad. Se suelen ofrecer al sol, pero como en un diario, las mejores esencias de cada uno; y la cordialidad brilla sobre la necedad. Tanto tímidos como extrovertidos se expresan en libertad. Son medios importantes hoy para crear nuevos lazos de amistad que, poco a poco, se van colmando de esa autenticidad amenazada en el "exterior". Son como una reserva de valores humanos. Y una disculpa para reforzar afinidades. Se produce, más tarde y con naturalidad, el paso de lo virtual a lo real. Su existencia contrarresta los impactos deshumanizados de la sociedad actual para arrinconar en la soledad más atroz (soledad en compañía) a los individuos. Gracias a las redes sociales, además, han aflorado hoy nuevos partidos políticos y, a través de ellas, pululan numerosos movimientos ciudadanos.
La reivindicación social hoy es potente gracias a ellas. Es el invento más revolucionario de nuestro tiempo y propicia transformaciones incruentas. Favorece una nueva libertad de expresión extraordinaria y saca de sus torres de marfil hasta a los tímidos, socializa el conocimiento y facilita la circulación de lo que sabe la gente —si no entregas lo que sabes, no lo sabes, asevera Alejandro Jodorowsky— mientras carcome los sinsabores del individualismo y depura insensateces, despropósitos y atroces hipocresías.
Pero hoy este rasgo es más accesible a todos gracias a la cibernética. Algo muy bueno que ofrecen las redes sociales es que en ellas se expresa el mejor sentido de la amistad. Se suelen ofrecer al sol, pero como en un diario, las mejores esencias de cada uno; y la cordialidad brilla sobre la necedad. Tanto tímidos como extrovertidos se expresan en libertad. Son medios importantes hoy para crear nuevos lazos de amistad que, poco a poco, se van colmando de esa autenticidad amenazada en el "exterior". Son como una reserva de valores humanos. Y una disculpa para reforzar afinidades. Se produce, más tarde y con naturalidad, el paso de lo virtual a lo real. Su existencia contrarresta los impactos deshumanizados de la sociedad actual para arrinconar en la soledad más atroz (soledad en compañía) a los individuos. Gracias a las redes sociales, además, han aflorado hoy nuevos partidos políticos y, a través de ellas, pululan numerosos movimientos ciudadanos.
La reivindicación social hoy es potente gracias a ellas. Es el invento más revolucionario de nuestro tiempo y propicia transformaciones incruentas. Favorece una nueva libertad de expresión extraordinaria y saca de sus torres de marfil hasta a los tímidos, socializa el conocimiento y facilita la circulación de lo que sabe la gente —si no entregas lo que sabes, no lo sabes, asevera Alejandro Jodorowsky— mientras carcome los sinsabores del individualismo y depura insensateces, despropósitos y atroces hipocresías.