El Palacio de la Madraza acoge los próximos 3 y 4 de noviembre Normalidad dibujada. Jornadas de arte y diversidad funcional, una serie de actividades dirigidas a sensibilizar e incidir en el potencial de las personas con discapacidad, con y desde el arte. El director de las jornadas es David Escalona, docente de la UGR y artista.
Las jornadas cuentan con la participación de reconocidos artistas que han convertido la discapacidad en uno de sus principales objetos de reflexión. Es el caso, entre otros, de Costa Badía y Juan Isaac Silva, de Maite Barrera, actual comisaria de la de la VIII Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación ONCE, de María Asunción Arrufat, técnica en Accesibilidad Universal y coordinadora de formación del Vicerrectorado de Igualdad, Inclusión y Sostenibilidad de la UGR, de Daniel Lesmes, docente e investigador que dirige el Proyecto IMAGO de diversidad sensorial en la Universidad Complutense de Madrid.
Durante dichas jornadas, además llevarse a cabo un ciclo de conferencias, explica el director, "se desarrollará un taller de intervención artística en el Palacio de la Madraza con el fin de crear un entorno propicio en la UGR para el debate, el compromiso y posibles sinergias entre la comunidad universitaria y los profesionales de la cultura y el mercado del arte". Las jornadas cuentan con la cofinanciación del Vicerrectorado de Igualdad, inclusión y sostenibilidad de la UGR y de la Fundación ONCE, así como con la colaboración del Área de Artes Visuales de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea y el Departamento de Dibujo de la UGR.
La discapacidad, explica David Escalona, "es un concepto vago que debe ser redefinido, siendo un tema tabú en nuestra sociedad. Debido a la falta de información, y de formación, sobre esta materia en nuestras universidades españolas y sociedad en general, suele prevalecer una imagen errónea de las personas con diversidad funcional, considerándolas con algún tipo de carencias o falta y, por tanto, personas incapaces que deben ser apartadas y silenciadas; cuando podrían ser la apertura a nuevas posibilidades en el terreno de la educación, la investigación y la cultura en general. Las palabras que usamos en el lenguaje coloquial ya denota esta falta de sensibilidad. Solemos tener representaciones mentales y utilizar conceptos poco inclusivos que pueden llegar a ser más incapacitantes que la propia discapacidad en sí. Sin duda, la discapacidad puede hacer que nos replanteemos nuestra consensuada normalidad contemplando desde otra perspectiva, por lo que puede ser el motor de cambio y progreso en nuestras universidades, que lejos de universalizar, debería apostar por la diversidad".