La reaparición de brotes de fiebre aftosa en regiones donde no se registraban casos desde hacía décadas ha encendido las alarmas de los organismos sanitarios internacionales y vuelto a poner en primer plano el rol estratégico de los bancos de antígenos y vacunas contra esta enfermedad, capaces de actuar ante una emergencia.
En 2025 se han registrado brotes de aftosa en más de 15 países de África, Asia y Europa libres de la enfermedad desde la década de 1990, lo que ha llevado a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) a recomendar los bancos de vacunas como herramienta prioritaria de bioseguridad.
"Este año ocurrieron hechos que no ocurrían desde hace aproximadamente 50 años", dijo a EFE Rodolfo Bellinzoni, director de Operaciones Industriales e Innovación de la argentina Biogénesis Bagó, una de las dos únicas compañías en el mundo que cuentan con un servicio de banco de antígenos y vacunas para fiebre aftosa.
Este servicio consiste en almacenar reservas de antígenos de cepas del virus, seleccionadas por países contratantes, y permite garantizar el suministro de vacunas en solo siete días, gracias a una tecnología especializada.
Bellinzoni recordó que Alemania registró un caso "absolutamente inesperado" en enero y que luego, en marzo, el virus ingresó en Hungría y Eslovaquia, lo que evidenció que "hay factores de riesgo que están cambiando".
A ese panorama se suma la expansión reciente de los virus del tipo SAT -históricamente restringidos al sur de África- hacia Oriente Medio, el norte del continente africano y, más recientemente, hacia Asia.

Un funcionario del banco de antígenos de Biogénesis Bagó, en Buenos Aires. (EFE)
"En 2022 entró un virus SAT 2 que se expandió por todo el Oriente Medio y llegó hasta Egipto y Turquía", subrayó, y añadió que hace un año y medio ocurrió lo mismo con un virus SAT 1 detectado en Azerbaiyán: "Esto no se había registrado antes".
Consultado sobre las causas que explican esta dinámica, Bellinzoni sostuvo que existen patrones globales como el cambio climático, la intensificación de la producción ganadera y el movimiento ilegal de animales, entre otras cuestiones.
En este contexto, la disponibilidad de vacunas podría ser vital en caso de producirse brotes simultáneos en distintos territorios, pero los bancos capaces de proveerlas son limitados.
En Suramérica, Bolivia y Brasil han decidido detener la vacunación al declararse libres de aftosa, lo que devino en una reducción significativa de la producción de dosis.
"Se pierde una capacidad de producción de unos 400 millones de dosis por año", detalló Bellinzoni, quien destacó la importancia de preservar la percepción del riesgo aún en regiones libres de aftosa.
La experiencia argentina
Bellinzoni destacó el papel de la vacunación para hacer frente a la crisis de aftosa en Argentina de 2000–2001: "La vacuna fue una herramienta clave para controlar la enfermedad en 11 meses".
El rol de Biogénesis Bagó en aquel proceso le permitió convertirse en proveedor del banco de antígenos de Estados Unidos y, desde entonces, la compañía ha intervenido en emergencias de gran escala en América, Asia y el norte de África, presta servicios permanentes a Estados Unidos, Canadá, Taiwán y Corea del Sur -entre otros-, y es la única empresa latinoamericana que exporta vacunas antiaftosa fuera de la región.
"Nos llevó a ser altamente competitivos a nivel global", afirmó Bellinzoni desde Sudáfrica, país que atraviesa desde mediados de este año un importante brote de aftosa y al que viajó para acercar soluciones tecnológicas.
El especialista destacó que la capacidad científica de Argentina y la calificación técnica de sus equipos de trabajo han sido fundamentales para que Biogénesis Bagó y el país en general se convirtieran en referentes a nivel mundial.
"Es tecnología argentina que estamos llevando al mundo", afirmó, al mencionar proyectos de transferencia a China, Arabia Saudí y Corea del Sur.





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