SEGÚN UNA encuesta, más de la mitad de los catalanes, un 55,3%, no apoyaría una consulta ilegal sobre el futuro de Cataluña y un 54% es partidario de que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, dimita por el efecto que ha tenido el escándalo del caso Pujol. Mas, como ministrillo de Hacienda en su día, sabía del más del 3% bochornoso del ex honorable. "Le debe usted a Cataluña" tantos miles de euros; "Si no paga, olvídese de trabajar en Cataluña", etc. Frases así espetaba —tan campante— Jordi Pujol para extorsionar a sus víctimas. Metástasis en las instituciones catalanas, cuyo mandatario y secuaces expoliaban a España y la empobrecían. ¿Cómo no va a haber crisis? En esa encuesta también hay un dato que pone de relieve que un 62,5% de los entrevistados no respaldaría la secesión de Cataluña si eso le deja fuera de la Unión Europea.
Cada nueve de noviembre y, como siempre sin tarjeta, un ramito de violetas. Pero este nueve de noviembre no habrá referéndum. Aparte, el voto independentista ha caído con la corrupción y el engaño. La apuesta soberanista, con la desorientación de la izquierda catalana también, está muy debilitada. Ya no se le ve tan pletórico a Artur Mas. El Estado ha garantizado la continuidad de las regiones, ha procurado la libertad de la totalidad de los españoles —pueblo soberano que decide sobre su territorio al completo— y se transfirieron competencias y beneficios a todas las autonomías, repetando la diversidad cultural, incentivando demasiado con equidad política y económica. ¡Qué ganas de seguir ordeñando y sobrevalorando unas autonomías sobre otras! Este es el objetivo, y no la secesión. Se inventan la pugna de querer más a mamá Autonomía que a papá Estado. Su tesis secesionista se basa en el sentimentalismo y está fomentando los celos y el orgullo de la patria chica, colocándose unas anteojeras para no ver la realidad circundante. El nueve de noviembre (¡al tiempo!) no habrá consulta en Cataluña.
Cada nueve de noviembre y, como siempre sin tarjeta, un ramito de violetas. Pero este nueve de noviembre no habrá referéndum. Aparte, el voto independentista ha caído con la corrupción y el engaño. La apuesta soberanista, con la desorientación de la izquierda catalana también, está muy debilitada. Ya no se le ve tan pletórico a Artur Mas. El Estado ha garantizado la continuidad de las regiones, ha procurado la libertad de la totalidad de los españoles —pueblo soberano que decide sobre su territorio al completo— y se transfirieron competencias y beneficios a todas las autonomías, repetando la diversidad cultural, incentivando demasiado con equidad política y económica. ¡Qué ganas de seguir ordeñando y sobrevalorando unas autonomías sobre otras! Este es el objetivo, y no la secesión. Se inventan la pugna de querer más a mamá Autonomía que a papá Estado. Su tesis secesionista se basa en el sentimentalismo y está fomentando los celos y el orgullo de la patria chica, colocándose unas anteojeras para no ver la realidad circundante. El nueve de noviembre (¡al tiempo!) no habrá consulta en Cataluña.