La tendencia se polariza en extremo. Cada vez hay más ricos, pero simultáneamente también, más pobres. El toro de esta degradación social no lo han tomado por los cuernos las autoridades y el sistema público está enmohecido, resentido por los recortes y limitado por insuficiencias que lastran desde su origen la evolución de la protección social. Ello, unido al dudoso y tambaleante futuro del sistema de pensiones y a la inestabilidad del marco de las relaciones laborales, han provocado un menoscabo sin precedentes de los derechos sociales de la ciudadanía.
En todo el mundo, el número de millonarios aumentó en 920.000 personas en 2014. La población mundial con elevado patrimonio creció hasta 14,6 millones en 2014 y su riqueza, hasta los 56,4 billones de dólares (50 billones de euros), lo que supone un aumento del 7% respecto a 2013 que es la segunda tasa más baja en los últimos cinco años. Las principales conclusiones del informe son que las regiones de América del Norte y Asia-Pacífico incrementan el mercado de ricos en 2014, y ésta última área recupera el primer lugar en población de alto patrimonio. Las fuertes ganancias en estas regiones no fueron suficientes para impulsar el crecimiento más allá del 7% en el mundo.
En la revuelta del famoso Mayo Francés —que quiso encontrar una relación más humana con el mundo— se fraguaron frases como "Sé realista, pide lo imposible". Han pasado muchos años y la humanidad sigue siendo muy injusta con los congéneres. Hay que exigir más, seguir luchando para avanzar hacia ese realismo de equidad.