La Policía Nacional en Sevilla desplegó durante la Magna de Sevilla 1100 efectivos en un dispositivo que fue preparado a conciencia y para cuya confección se mantuvieron múltiples reuniones con el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, con hermandades implicadas y con otros organismos e instituciones participantes en el dispositivo, destacando de las misma la buena predisposición y la colaboración de todos para que el evento discurriera sin incidentes, tal y como finalmente acaeció.
La procesión de clausura del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular tuvo un tratamiento y un dispositivo específico por parte de la Policía Nacional que abarcó sin solución de continuidad y desde la salida de la primera Hermandad, la Esperanza de Triana que comenzó su traslado a medio día el pasado 7 de diciembre hasta el regreso de la última de ellas, en este caso la Esperanza Macarena, que hizo su entrada a las más allá de las 5:20 horas del día 9 de diciembre; lo que garantizó su normal discurrir y el éxito del operativo.
Para alcanzar el exitoso resultado obtenido, y dada la relevancia del evento, se requirió de la adopción de un dispositivo multidisciplinar tanto para garantizar el correcto desarrollo del mismo, desde el punto de vista de los movimientos de importantes flujos de masas hacia el centro histórico de la ciudad, como en lo relativo a un incremento necesario de la actividad preventiva y de reacción en toda la ciudad.
El dispositivo vino a dar respuesta a la necesidad de organizar los recursos propios de la Policía Nacional, al mismo tiempo que se establecieron medidas de coordinación con el organizador del evento y con los demás servicios públicos involucrados como la Policía Local, Protección Civil, Movilidad, etc.
Un dispositivo en el que partiendo de la Instrucción 2/2022 de la Secretaría de Estado de Seguridad relativas al Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista (PPPRA), Nivel 4, destacan como objetivos específicos, entre otros la realización de las requisas preventivas; la prevención, mantenimiento y, en su caso, restablecimiento del Orden Público y la Seguridad Ciudadana; la facilitación del tránsito de cofradías, adoptando en su caso los dispositivos de aforamiento y control de masas en zonas que lo requiriesen; o el establecimiento de protección estática y dinámica en el lugar de celebración de los actos, para prevenir y, en su caso, reprimir actos vandálicos y/o delictivos que pudieran sufrir los asistentes.
Un despliegue en que contó con dispositivo de acompañamiento que constituyó un primer escalón de actuación acompañando a los cortejos para que las procesiones discurran con normalidad y detectar cualquier incidente que pudiera producirse, dando una primera respuesta al mismo e informando o recabando apoyos en caso necesario.
Un segundo escalón formado por las Unidades Prevención y Reacción (UPR) y la Unidad Especial de Caballería, encargados de dar una respuesta policial interviniendo ante cualquier situación que requiera una actuación inmediata.
Y dentro de ese despliegue policial, fue especialmente relevante el establecimiento de Zonas de Actuación Preferente –aquellas zonas que por diversos motivos debían tener una especial consideración- que estuvieron a cargo del dispositivo de Orden Público establecidos por los especialistas en la materia, la Unidad de Intervención Policial (UIP), cuyos efectivos garantizaron el orden y la normalidad, tanto al paso por ellas de los desfiles procesionales, como medidas de reacción, evitando cualquier situación de riesgo, cuando se producía una afluencia masiva de personas en sus desplazamientos por la zona. También fueron los encargados de materializar las funciones asignadas en el Nivel 4, del citado Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista.
Un dispositivo de Metro, autobuses y estaciones de Renfe, a cargo de la Brigada Móvil-Policía en el trasporte, con presencia de sus efectivos en las estaciones de Cercanías, de Metro y de autobuses, y que contó con un refuerzo especial en las estaciones de Metro de Prado de San Sebastián y Plaza de Cuba.
Un dispositivo de requisas, que con la finalidad de evitar cualquier actuación de grupos terroristas, se llevó a cabo por parte de los equipos de TEDAX NRBQ, Guías Caninos y Subsuelo-Protección Ambiental.
Un dispositivo de Vigilancia Aérea, a cargo de la Unidad Aérea de la Policía que evitó el vuelo de aeronaves o drones, que no contasen con autorización, en zonas de alta concentración de público.
También se activó un dispositivo especial de Delincuencia Urbana, para prevenir y reaccionar posibles delitos contra las personas y/o contra el patrimonio, dado el elevado número de personas que se congregaron en el centro de la ciudad, y especialmente en las entradas y salidas de los templos y en los recorridos procesionales.
Además efectivos de Policía Nacional se integraron en el Centro de Coordinación Operativa compuesto por representantes de los diferentes Cuerpos policiales e Instituciones que participaron en el dispositivo de seguridad diseñado para el Dispositivo de la Procesión Magna, garantizando con ello una total coordinación.
Y fueron notable los refuerzos en otros dispositivos cotidianos como el Servicio de Atención al Ciudadano, las Oficinas de Denuncias (ODACs), etc…
Un último aspecto importante en la prevención fue la distribución de consejos tanto a través de las redes sociales, como de los medios de comunicación. Consejos como llevar a los niños controlados en todo momento o apuntarles el teléfono en el brazo o en la mano, no correr o no gritar, fueron seguidos por la mayoría de los ciudadanos coadyuvando al éxito del dispositivo
En total han sido 1100 el número de servicios prestados por efectivos adscritos a la UIP, a la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana (UPR, Unidades de Caballería, Guías Caninos y Subsuelo, policías de acompañamientos, Brigada Móvil, Atención al Ciudadano, enlaces en el CECOP), a la Unidad Aérea, a la Brigada Provincial de Información (incluyendo a TEDAX-NRBQ) y a Policía Judicial.