La economía aragonesa registró durante el tercer trimestre de 2022 un crecimiento tanto en términos trimestrales como interanuales, según las estimaciones realizadas por el Instituto Aragonés de Estadística (IAEST) sobre los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral de España elaborada por el INE. En concreto, el PIB de Aragón anotó en el verano un avance de dos décimas respecto a la primavera, lo que se tradujo en un incremento del 4,1% anual por comparación con el tercer trimestre del año anterior.
La economía mundial se ha comportado mejor de lo esperado a lo largo de la segunda mitad de 2022, esquivando una entrada en recesión y mostrando una gran resiliencia, en buena medida gracias a unos mercados de trabajo vigorosos y cierta relajación en los precios de las materias primas a partir del verano. El tercer trimestre se cerró con incrementos del PIB en la mayor parte de las grandes economías (con las excepciones de Japón y Reino Unido), y la ralentización de la actividad en el cuarto trimestre era apreciable pero menos intensa de lo anticipado.
No obstante, las perspectivas continúan siendo desfavorables y el balance de riesgos sigue sesgado a la baja debido a la persistencia de cuatro focos principales de riesgos, todos ellos interrelacionados: la elevada inflación, la normalización de la política económica, la guerra en Ucrania y las dificultades de China para lidiar con el COVID-19.
En este contexto, tanto la economía española como la aragonesa mostraban en el tercer trimestre de 2022 un buen ritmo de crecimiento, aunque la actividad seguía dibujando una senda de paulatina pérdida de impulso. Esta tendencia mostraba una continuidad en los indicadores parciales disponibles del cuarto trimestre del año.
Desde la óptica de la demanda, la desaceleración de la economía aragonesa en el tercer trimestre se debía tanto al comportamiento de la demanda interna como de la externa.
En la demanda interna, la aceleración de la inversión no era capaz de compensar el debilitamiento del consumo. Así, el consumo de los hogares crecía un débil 0,7% anual en el tercer trimestre de 2022, por debajo del 2,5% anual precedente, mientras el consumo de las administraciones públicas moderaba su ritmo de caída desde el -3,1% anual de primavera hasta un -2,6% anual en verano.
Sin embargo, aceleraban en el tercer trimestre en Aragón tanto la inversión en maquinaria y bienes de equipo como la inversión en construcción, conceptos que crecían con dinamismo a tasas del 9,4% y 6,4% anual respectivamente.
En el sector exterior las exportaciones aumentaban un vigoroso 19,4% anual en verano, una décima más que en primavera, mientras las importaciones frenaban su deterioro al pasar de una contracción del 12,4% anual en el segundo trimestre a caer tan sólo un 0,6% anual en el tercero.
Desde el punto de vista de la oferta, en el tercer trimestre del año crecían de forma notable tanto la industria (5,4% anual) como la construcción (3,1% anual) y los servicios (4,5% anual), si bien mostraban una desaceleración respecto a los datos del trimestre precedente. Por su parte, la agricultura frenaba ligeramente su ritmo de contracción (-3,7% anual).
El menor ritmo de actividad económica se trasladaba al mercado de trabajo, donde el empleo caía un 0,9% anual en el tercer trimestre de 2022, frente al crecimiento del 2,3% anual del trimestre precedente. La tasa de paro se situaba en el 9,1% de la población activa en verano.
Los indicadores parciales disponibles para el cuarto trimestre de 2022 sugieren que continuaba produciéndose en Aragón cierta pérdida de dinamismo, de forma similar a lo observado en el conjunto de la economía nacional.
El balance de riesgos que siguen afectando a la economía no sólo aragonesa, sino también nacional y europea, está ligado a la evolución del conflicto bélico en Ucrania y sus implicaciones, en particular la persistencia de la elevada inflación y eventuales efectos de segunda ronda, así como el endurecimiento de la política monetaria del BCE. Además, la esperada ralentización del ritmo de actividad de la UE, principal socio comercial de Aragón, podría trasladarse a la economía aragonesa a través del canal exportador, ya que se traduciría en un menor nivel de compras de bienes y servicios aragoneses.
No obstante, se espera que la progresiva ejecución de los fondos procedentes del programa Next Generation EU, mediante el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, permita estimular el crecimiento económico.