En el marco del trabajo colaborativo desarrollado entre el Archivo Histórico de la Armada (AHA) con la Oficina de Conservación Histórica de la Infantería de Marina (OCHIM) y la Sala Histórica del Quartel de Batallones de San Fernando, han salido a la luz numerosos documentos de gran valor histórico.
Entre una abundante y variada documentación de interés, se han identificado unos expedientes relativos a la primera mujer que figura oficialmente alistada en los Batallones de Marina, de nombre Ana María Antonia de Soto Alhama, según consta en los archivos. Estos expedientes, que hasta ahora se consideraban perdidos, presuntamente destruidos en el incendio que arrasó el Archivo de Marina de San Fernando en 1976, representan un hallazgo excepcional. Entre ellos, destaca la Real Orden por la que se le concedió a Ana María el grado de sargento primero, su pasaporte y la documentación relativa al traslado de su expediente de pago a la ciudad de Montilla (Córdoba). Su recuperación no solo contribuye a reconstruir una parte relevante de la historia de la incorporación de la mujer a la Fuerzas Armadas, sino que también permite poner en valor el papel pionero de esta figura en un ámbito tradicionalmente masculino.

Ana María de Soto (Recreación)
Ana María de Soto nació el 16 de agosto de 1775 en Aguilar de la Frontera (Córdoba), hija de Tomás de Soto, natural de Montilla, y de Gertrudis de Alhama, natural de Aguilar. Ana María se hizo pasar por hombre bajo el nombre de Antonio de Soto para alistarse el 26 de marzo de 1793 en los Batallones de Marina basados en Cádiz. Durante más de cinco años sirvió con valentía y disciplina, sin que nadie descubriera su verdadera identidad. Su secreto fue finalmente revelado, convirtiéndola en una figura excepcional y pionera en la historia militar de España.
Por sus méritos, S.M. el rey Carlos IV le concedió "dos reales de vellón diarios y que en los trajes propios de su sexo usase el distintivo de dichos batallones". En la instancia encontrada, firmada presumiblemente por ella, el 23 de noviembre de 1798 Ana María solicitaba el grado y sueldo de sargento primero para poder atender a sus padres, de avanzada edad. Petición que le fue concedida y comunicada menos de un mes más tarde.
Este descubrimiento resalta la importancia del trabajo conjunto entre instituciones archivísticas y espacios de conservación histórica, así como la necesidad de continuar con los esfuerzos de localización, digitalización y análisis del patrimonio documental, muchas veces disperso u oculto en fondos pocos explorados.