Una investigación internacional con participación de la UAB, publicada en Nature Scientific Reports, ha revelado, a partir de los dientes encontrados en cinco yacimientos arqueológicos de Siria, nuevos conocimientos sobre cómo los primeros agricultores del mundo formaron las primeras comunidades y asentamientos y cómo fue la relación con los forasteros. La investigación reconstruye patrones de movilidad nunca observados hasta ahora.
Un equipo internacional de investigadores, con la participación del Grupo de Investigación en Arqueología del Mediterráneo y de Oriente Próximo (GRAMPO) del Departamento de Prehistoria de la UAB, ha analizado las firmas químicas de los dientes de 71 personas halladas en cinco yacimientos arqueológicos del Valle del Éufrates en la actual Siria. Los restos abarcan todo el periodo neolítico de hace entre 11.600 y 7.500 años, en el que se crearon los primeros asentamientos y ciudades.
Mediante el análisis de los isótopos de estroncio y de oxígeno del esmalte dental, los investigadores han podido establecer si los individuos crecieron localmente o si se movieron desde un área diferente, reconstruyendo patrones de movilidad que no se habían observado hasta ahora.

El análisis de los dientes, combinado con los restos de esqueletos encontrados en los yacimientos y las evidencias de las prácticas funerarias, revelan que cuando los pueblos se establecían en una zona lo hacían de manera firme, la mayoría de la población se quedaba en el lugar y se fortalecían los lazos con comunidades particulares.
Las mujeres se movían más que los hombres entre comunidades
Curiosamente, la investigación muestra que hacia el final del neolítico las mujeres eran más propensas que los hombres a moverse entre comunidades. Esto sugiere tradiciones patrilocales, en las que las mujeres se trasladaban para formar matrimonios en nuevas comunidades, mientras que los hombres se quedaban en sus pueblos de origen.
Este ciclo de movimiento podría haber evolucionado para evitar la endogamia dentro de las comunidades.
Comunidades inclusivas
Los investigadores encontraron que, en muchos casos, los individuos originarios de otros lugares parecían plenamente integrados en la vida del pueblo, lo que sugiere que las primeras comunidades agrícolas eran inclusivas y abiertas a los recién llegados. Una evidencia de ello es que tanto las personas locales como los forasteros estaban enterradas muy cerca y en los mismos cementerios y espacios, con los mismos conjuntos funerarios elaborados y con manipulaciones post mortem similares, como ser enterrados en posición sentada.
En este sentido, un ejemplo sorprendente ocurre en Tell Halula, donde se han conservado múltiples capas de restos humanos en el suelo de las viviendas. El análisis revela que los individuos enterrados juntos en la misma casa incluían tanto personas locales como foráneas, y todas ellas eran tratadas con las mismas prácticas funerarias.
Todo ello indica que la movilidad no excluía la inclusión social, y que los villanos en el periodo neolítico estaban abiertos a asimilar a los recién llegados plenamente a la vida comunitaria y recibían el mismo trato de distinción cuando morían.
"El estudio es importante por la metodología interdisciplinaria utilizada, por un lado un amplio desarrollo de análisis de isótopos (estroncio y oxígeno) y por otro lado el estudio del contexto arqueológico e histórico de la zona", explica la profesora del Departamento de Prehistoria de la UAB Anna Bach. El equipo de la Universitat Autònoma de Barcelona trabajó durante más de 20 años en el yacimiento de Tell Halula, en el valle del Éufrates, cerca de Alep. "Los trabajos iniciados en 1991 se detuvieron en 2011 por la guerra y desgraciadamente no se han podido reanudar en aquella zona, por lo que ahora nuestro equipo trabaja en el Kurdistán iraquí", recuerda Miquel Molist, profesor del mismo departamento y coordinador del grupo de investigación GRAMPO de la UAB. Pese a todo, la investigación sobre el neolítico del Valle del Éufrates ha podido continuar "con el análisis y el estudio de las muestras arqueológicas que se han obtenido y depositado temporalmente en la UAB, tanto por los investigadores de la propia universidad como, sobre todo, por la amplia colaboración internacional, una muestra de la cual es el trabajo que ha dado lugar a esta publicación".
La investigación se ha publicado recientemente en Nature Scientific Reports y es el resultado de un proyecto liderado por la profesora Eva Fernández, de la Universidad de Durham (Reino Unido), y en el que han participado diferentes universidades y equipos de investigación europeos, entre ellos el Grupo de Investigación en Arqueología del Mediterráneo y del Próximo Oriente GRAMPO (2012 SGR 00744) del Departamento de Prehistoria de la UAB.