En la Solemnidad del Corpus Christi, el Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent ha afirmado que "la eucaristía, el sacramento eucarístico, no es una creación de la Iglesia para mantener vivo un simple recuerdo del Señor. De Él la hemos recibido y, por tanto, tampoco se trata de un gesto humano, sino de un acto sagrado al ofrecerse a sí mismo en las especies de pan y vino. Estamos ante un gesto sagrado, ante algo de lo que nosotros no podemos disponer sino que lo debemos acoger, conservar y transmitir. Si la Iglesia lo ha conservado a lo largo de los siglos, lo he hecho por fidelidad al Señor. Una Iglesia que abandona la celebración de la Eucaristía o que no se mantiene fiel a la regla de la fe, acaba disolviéndose en medio del mundo"
"La cultura es expresión de la fe y debe servir para transmitir la fe, que no convertimos la fe en un elemento más de la cultura"
En relación a la tradición y la cultura en esta solemnidad, el Arzobispo ha señalado "no olvidemos que las tradiciones humanas deben ayudar a valorar la grandeza de la tradición, y a que aquellos que no creen, lleguen a descubrir lo importante que es para los cristianos este sacramento. No doy más importancia a las tradiciones humanas envueltas en esta solemnidad que a la tradición que provee el Señor. Todos los elementos de nuestra celebración deben ayudarnos a valorar el misterio eucarístico en las celebraciones cristianas. La cultura es expresión de la fe y debe servir para transmitir la fe, que no convertimos la fe en un elemento más de la cultura, pero no convertir la tradición de la fe en una realidad muerta en una cosa únicamente del pasado. Que las tradiciones humanas nos ayuden a valorar y a mantener viva la tradición que dé del Señor".

Mons. Benavent ha afirmado que "a menudo, cuando vemos la realidad de nuestro mundo, no podemos evitar la sensación de que las pobrezas y los problemas que nos rodean son mayores que nuestras posibilidades. ¿Cómo podemos nosotros saciar el hambre de nuestro mundo?. Es tan insignificante lo que podemos hacer para las necesidades que hay, que podemos pensar que no sirve para nada. Pero si aportamos cada uno lo poco que tenemos, el Señor lo multiplica, porque el bien que podamos hacer, genera bien a nuestro alrededor. Porque donde se vive el Evangelio, este se contagia".
"La participación en la Eucaristía, debe ser un impulso para no caer en dinámicas destructivas, la vida eclesial y la vida social se corrompe del mismo modo que el bien genera el bien"
Por el contrario ha afirmado Mons. Benavent "cuando en la vida social perdemos de vista que todos estamos llamados a servir al bien común, cuando se fomenta comportamientos destructivos en los que falta la caridad, la verdad, el deseo de justicia, el ideal de hacer el bien, cuando se actúa desde actitudes egoístas, se justifican la mentira o los comportamientos deshonestos, porque todos hacen lo mismo, la vida eclesial y la vida social se corrompe del mismo modo que el bien genera el bien. No olvidemos que el mal nos arrastra al mal. Para los cristianos, la celebración del Corpus Christi, la participación en la Eucaristía, deben ser un impulso para no caer en dinámicas destructivas, sino para despertar en nosotros un deseo de dar, de comer, de hacer el bien que genere actitudes evangélicas en nuestra Iglesia y comportamientos constructivos en nuestra sociedad".

La Iglesia a través de sus instituciones educativas y caritativas: "las necesidades son más grandes que las posibilidades, pero el bien se multiplica porque genera actitudes positivas en nuestro mundo"
El Arzobispo ha señalado que se está celebrando el Jubileo de la Esperanza en el que "los cristianos están recordando que nuestra misión en este mundo es ser sembradores de esperanza. Es la Iglesia, con las instituciones caritativas y educativas, instrumentos propios de nuestro diócesis para canalizar nuestros ayudas a las personas necesitadas, es Cáritas Diocesana que además de atender a sus proyectos ordinarios, continúa, al lado de muchas de las personas que han sido afectadas por la DANA mes de octubre y voluntarios que trabajan en las parroquias de nuestros pueblos y ciudades. El año pasado ayudaron a 56.000 personas en todo el territorio diocesano. Sabemos que las necesidades son más grandes que las posibilidades, pero sabemos también que el bien se multiplica porque genera actitudes positivas en nuestro mundo. Dice el Señor, Yo soy el pan de vida. A toda la humanidad. La Esperanza en la que todos nos comprometemos a trabajar por el mundo juntos".
El Arzobispo de Valencia ha agradecido la presencia del Obispo auxiliar, Fernando Ramón, del Cabildo metropolitano, sacerdotes y diáconos, la alcaldesa de Valencia, Maria José Catalá, y concejales del Ayuntamiento, la Vicepresidenta primera y consejera de Servicios Sociales, Susana Camarero, autoridades nacionales, autonómicas, provinciales, militares y académicas, del Cuerpo Consular, de las Fuerzas Armadas y de la Asociación de Amics del Corpus.