El Obispo de Córdoba, monseñor Jesús Fernández, ha presidido por primera vez la Eucaristía en honor a la Virgen de la Fuensanta, patrona de Córdoba, en la solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora. Autoridades civiles y militares, y una amplia representación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, han acudido junto a multitud de fieles al Santuario, donde regresó ayer por la tarde la venerada imagen desde la Catedral.
En su homilía, el Obispo de Córdoba, aludió al origen humilde de la Virgen María cuyo nacimiento "llena de alegría a toda la cristiandad" y en su onomástica, el prelado afirmó estar seguro de que cuantos se han acercado hoy al santuario lo hacen con el corazón lleno de "sentimientos y emociones" y que cada uno porta una "mochila cargada de preocupaciones que queréis compartir con la Madre, que suponen un reto a nuestra Esperanza", una carga que identificó con problemas familiares, de falta de salud o trabajo, soledad o dificultades que tienen que ver con "la falta de vivienda, de recursos materiales o de paz en las relaciones pequeñas y también a escala internacional".
Junto a la plegaria y la celebración de la fe, el Obispo quiso compartir una reflexión para contemplar a María "como fuente de la Esperanza" porque la confianza hizo posible el plan de salvación del Señor por su disponibilidad. Por desgracia, explicó el Obispo, no vivimos en un mundo proclive a la confianza, "más bien abunda la suspicacia revestida de prudencia hacia los que vienen de lejos, los distintos, los que piensan de otro modo", por eso, aseguró que es necesario crecer en confianza en contextos como la familia, institución básica de la sociedad que presenta con frecuencia "una frágil salud sin que personal e institucionalmente estemos haciendo la suficiente para revertir la situación". Para monseñor Jesús Fernández, "es urgente aplicar la medicina" de la confianza para revertir la violencia hacia las mujeres y la infancia, una vez que las estadísticas demuestran que en Andalucía se producen uno de cada cuatro casos de violencia en el ámbito familiar.

Asimismo, el Obispo proclamó que María es fuente de esperanza por tener "un corazón compasivo y generoso" y en este sentido, llamó a fortalecer la confianza en el ámbito público, en particular en la política donde "la polarización y el enfrentamiento transmiten frecuentemente la impresión de estar ganando la batalla frente al bien común y la integración social de aquellos que tienen mayores dificultades".
Nuestro mundo presenta lagunas a la hora de ejercer la compasión y la entrega, afirmó el Obispo al citar al Papa Francisco, el pontífice que denunció la cultura de la indiferencia, abundantes en las informaciones que desprenden impotencia y hacen un efecto multiplicación por el que "parece que está endureciendo el corazón del hombre hasta forjar una coraza que lo vuelve insensible", que también decrece en su generosidad a la hora de prestar ayuda por múltiples problemas laborales y económicos.
La Virgen María es fuente de la esperanza como sembradora de paz, finalizó el Obispo, porque si "Jesús es nuestra paz, María es al fuente de la que mana esa paz" y en un mundo sediento de paz donde duelen "enfrentamientos personales, familiares, políticos y sociales; nos duele la guerra de Ucrania y la masacre que se está produciendo en Gaza, que moviliza a personas e instituciones, también a la Iglesia a través del Papa León XIV", por todo pidió a la Virgen que "fortalezca nuestra esperanza" e interceda por nosotros y nos sacie del amor que brota de un corazón confiado, "sembrador de paz", que nos ayude a crecer en sensibilidad ante los problemas del mundo y particularmente a los vecinos de la ciudad de Córdoba para que "que seamos generosos y promovamos ambientes de respeto y de paz en nuestra vida diaria".