El Consejo Social de la Universidad de Granada ha aprobado este jueves 18 de diciembre el presupuesto de la institución para el año 2026. Este asciende a los 636 millones de euros, lo que supone un incremento del 7,13% respecto al del año anterior. El presupuesto, no obstante, está enmarcado en un momento de incertidumbre respecto a la financiación autonómica que podría lastrar su ejecución.
En ese ámbito, el reparto definitivo de la anualidad 2025 resultó ser 5,6 millones inferior a lo que debería haberse recibido para cubrir lo ingresado el año anterior más los incrementos obligados de gastos de personal. Además, la cláusula de salvaguarda (pérdida de 2,4 millones de euros) no se ha respetado ni se han cubierto en su totalidad los incrementos salariales obligatorios.
En el ámbito de la financiación estatal, en lo que corresponde a los campus de Ceuta y Melilla, ha habido una mejora en la financiación recibida del Ministerio de Universidades en 2025 para dichos campus, que asciende a 14 millones de euros, un incremento superior al 50% a lo recibido con anterioridad. Además, existe el compromiso de seguir incrementando esta aportación en 2026 con el fin de eliminar el déficit crónico de esos campus.

Entre otras claves de las cuentas de la UGR para el próximo año cabe reseñar un impulso a los ingresos propios y patrimoniales. Así, en esta parcela, el presupuesto impulsa los ingresos propios, que se espera que crezcan un 5% a partir de un
incremento en los ingresos de enseñanzas propias, la internacionalización de cursos virtuales (MOOC), el mantenimiento del crecimiento sostenido de los ingresos por investigación y costes indirectos asociados y la actualización de los alquileres (ingresos patrimoniales) y de los precios públicos de algunos servicios universitarios como residencias, comedores o la cesión de espacios.
Por otro lado, el 7,13% de crecimiento en el presupuesto tiene su origen en dos hechos fundamentales. En primer lugar, la subida en gastos de personal debida a factores como subidas salariales estatales, implantación de carrera horizontal del PTGAS y pagos pendientes de complementos autonómicos. Un segundo factor es el de las mayores inversiones en infraestructuras, que crecen un 11,46% con el objetivo de modernizar el patrimonio universitario y ciertas infraestructuras docentes cuya actualización no puede ser aplazada.
Los gastos corrientes, sin embargo, sufren un incremento muy contenido (1,7%) gracias a la moderación en el gasto y a una reducción de este en todos los gastos corrientes estructurales de vicerrectorados, facultades, departamentos, etc.
En definitiva, el presupuesto aprobado hoy se caracteriza por un crecimiento relevante y necesario, que refleja la contención en gasto corriente estructural mientras impulsa dos ámbitos como son las obligaciones de gastos de personal y ciertas inaplazables inversiones en modernización de infraestructuras.





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