La población de dos condados de Sudán del Sur corre el riesgo de sufrir hambruna en los próximos meses a medida que el conflicto armado en el estado del Alto Nilo se intensifica, destruyendo hogares, acabando con los medios de subsistencia e impidiendo la entrega de ayuda humanitaria.
La última actualización de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC, por sus siglas en inglés) muestra un deterioro en las condiciones alimentarias y nutricionales en las zonas de Sudán del Sur afectadas por los combates en los últimos meses. En el estado del Alto Nilo, la población de 11 de los 13 condados se enfrenta ahora a niveles de hambre de emergencia (según esa clasificación).
La situación es de extrema preocupación en los condados de Nasir y Ulang, en el Alto Nilo, donde la población corre el riesgo de hambruna si las peores previsiones se hacen realidad. Estas zonas han sufrido intensos enfrentamientos y bombardeos aéreos que comenzaron en marzo, lo que ha provocado un desplazamiento poblacional a gran escala. Aproximadamente 32.000 personas se encuentran en condiciones de hambre catastrófica (Fase 5 de la IPC) en el estado del Alto Nilo, más del triple de la proyección anterior.

Otras partes del país que se han librado del conflicto han experimentado mejoras y su clasificación de seguridad alimentaria ha pasado de emergencia (Fase 4 de la IPC) a crisis (Fase 3 de la IPC), lo que en algunas zonas está relacionado con una mejor producción de cultivos y en otras con intervenciones humanitarias sostenidas. Esto pone de manifiesto el impacto positivo que la estabilidad social puede tener en la seguridad alimentaria.
No obstante, 7,7 millones de personas (el 57 % de la población) siguen enfrentándose a una inseguridad alimentaria aguda (Fase 3+ de la IPC). En los últimos años se han registrado focos persistentes de hambre catastrófica (Fase 5 de la IPC) en Sudán del Sur, siendo el conflicto un factor clave. La última vez que se confirmó una hambruna en el país fue en 2017.
"Sudán del Sur no puede permitirse hundirse en el conflicto en este momento. Arrastrará a comunidades ya vulnerables hacia una inseguridad alimentaria muy grave que provocará una hambruna generalizada, ya que los agricultores no podrán trabajar sus tierras", ha afirmado Meshack Malo, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Sudán del Sur. "La mejora de la Fase 4 a la Fase 3 de la IPC en diez condados es un claro ejemplo de los beneficios de la paz".
El acceso humanitario en las zonas afectadas por el conflicto sigue estando muy limitado y deja a las comunidades vulnerables sin apoyo esencial durante la temporada de escasez, en medio del conflicto y el desplazamiento continuos. El informe también revela que el 66 % (1,04 millones de personas) de la población del estado del Alto Nilo se enfrenta ahora a niveles de hambre de crisis (Fase 3 de la IPC), emergencia (Fase 4 de la IPC) o catastróficos (Fase 5 de la IPC).
"Una vez más, estamos viendo el impacto devastador que el conflicto tiene en la seguridad alimentaria en Sudán del Sur", ha afirmado Mary-Ellen McGroarty, directora nacional y representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas en Sudán del Sur. "El conflicto no solo destruye hogares y medios de vida, sino que desgarra comunidades, interrumpe el acceso a los mercados y dispara los precios de los alimentos. La paz a largo plazo es esencial, pero ahora mismo es fundamental que nuestros equipos puedan acceder y distribuir alimentos de forma segura a las familias atrapadas en el conflicto en el Alto Nilo, para sacarlas del abismo y prevenir la hambruna".
La desnutrición también está aumentando entre niños, niñas y madres en medio de un brote de cólera, y tres condados más en los estados del Alto Nilo y Unity han alcanzado los niveles más críticos de clasificación de desnutrición. El número de niños en riesgo de sufrir desnutrición aguda en todo Sudán del Sur ha aumentado a 2,3 millones frente a los 2,1 millones de principios de año, una cifra sin precedentes.
"Estas últimas proyecciones sitúan a otros 200.000 niños pequeños en alto riesgo de sufrir desnutrición. Las dificultades relacionadas con el acceso a algunas de las áreas más afectadas, así como el cierre de centros de salud y nutrición, reducen las posibilidades de intervención y tratamiento tempranos. Además, un brote de cólera se ha sumado a una situación ya difícil, poniendo vidas jóvenes en una lucha precaria por la supervivencia", ha explicado Noala Skinner, representante de UNICEF en Sudán del Sur. "Ahora más que nunca necesitamos la continuidad y la ampliación de los servicios para la prevención y el tratamiento de la desnutrición".
A medida que continúan el conflicto, el desplazamiento y los brotes de enfermedades, las agencias humanitarias advierten de que el tiempo para actuar se está agotando rápidamente para miles de familias en el Alto Nilo que se encuentran al borde de la catástrofe.