El Jardín Botánico Histórico La Concepción ha elegido como planta del mes de octubre a la platanera. Pertenece a la familia de las musas, que es un género que tiene unas 80 especies originarias del sudeste asiático y de las que existen una gran cantidad de híbridos y variedades. Aunque alcanza los siete metros de altura, no se trata de un árbol propiamente dicho, sino de una hierba arborescente. Se puede cultivar al sol o con algo de sombra; prefiere suelos fértiles, húmedos y bien drenados; y crece mejor en lugares protegidos del viento y del frío. En La Concepción hay ejemplares en el Jardín de los Sentidos y junto a la Casita del Jardinero.
Es una planta herbácea con un rizoma, del que salen las vainas de las hojas, que se van solapando hasta formar un pseudotallo grueso; no es un verdadero tronco. Las hojas son muy grandes, de las más grandes del reino vegetal, con unas dimensiones de entre 1,5 y 3 metros de largo y medio de ancho. El limbo es de forma oblonga, con venas transversales que hacen que a menudo se rompan en los bordes. Las flores son amarillentas y crecen agrupadas y protegidas por unas llamativas vainas rojizas: las masculinas en el extremo de la inflorescencia y las femeninas en la base.

El fruto es una falsa baya, amarillo cuando está maduro, agrupado en racimos de hasta 400 unidades. Originariamente era casi incomestible, pequeño y llenos de semillas negras, pero parece que hace unos 10.000 años una mutación genética produjo ejemplares sin semillas, a partir de los que se han cultivado y mejorado hasta nuestros días. Hoy se planta en regiones tropicales y subtropicales, tanto por su valor ornamental como por sus apreciados frutos. El plátano contiene varias vitaminas y minerales, sobre todo potasio y triptófano, es bajo en grasas y aporta muchos beneficios, como regular la tensión arterial y los problemas digestivos.
El nombre tiene un origen dudoso, aunque parece que se puso en honor a Antonio Musa, físico de Octavio Augusto, emperador de Roma en los años 50 a. C.; aunque también puede proceder del nombre arábigo de la banana, mauz. En India, en épocas anteriores al siglo I, se la consideraba la fruta del paraíso; de ahí el nombre específico.