Con las navidades a la vuelta de la esquina la idea de hacer regalos ya se puede palpar en el ambiente. En esta época en donde suelen predominar las emociones las mascotas juegan un papel importante.
Ya sea porque se trata de un capricho que se llega persiguiendo durante todo el año o bien porque la idea de un cachorro con un lazo rojo debajo del árbol es adorable, regalar una mascota es una decisión que toman equívocamente muchas personas año tras año.
Principalmente esto se debe a que se trata de una idea impulsiva. La ola de generosidad que acompaña la Navidad se confunde en ocasiones con euforia y en medio de esa euforia es cuando surgen los problemas. Los perros o los gatos no son juguetes, es una vida que conlleva una responsabilidad entre 10 y 15 años, por lo que no se trata de algo que se pueda regalar a la ligera.
El problema de la impulsividad y el compromiso
La decisión de regalar un animal en Navidad suele estar motivada por factores emocionales. En estos casos, la impulsividad suele jugar en contra y puede acabar provocando un compromiso al que se le debe prestar atención durante años.
La adopción de un perro no es algo que se pueda tomar a la ligera, ya que se trata de una decisión vital que afectará a la estructura de la familia durante muchos años. Este compromiso a lo largo del tiempo se puede dividir en diferentes factores para entenderlo mejor.

Lo primero que se debe tener en cuenta es el compromiso económico. Tener una mascota en casa implica un coste fijo. Para su cuidado es necesario una alimentación de calidad, pero también otros cuidados como las vacunas anuales y las desparasitaciones, así como seguros u otros gastos impredecibles como puede ser la visita al veterinario o las operaciones.
El tiempo, un factor de lo más importante
El factor tiempo también es importante. Con este tiempo no nos referimos a la esperanza de vida que puede tener la mascota, sino de dedicarle un tiempo diario para sus paseos, entrenamiento y, por supuesto, la compañía que necesitan.
Cuando se tiene una mascota en casa se adquiere un compromiso, por ejemplo, limitando en gran medida las noches que se pueden pasar fuera de casa. Es necesario pasar tiempo con la mascota, tanto de juego como de estimulación ya que la falta de atención puede generar problemas de ansiedad y comportamiento en la mascota.
El bienestar animal es muy importante
El bienestar animal siempre debe ser lo más importante y probablemente la Navidad no es el mejor momento para adoptar un perro. Esto se debe a que la casa puede estar llena de gente, ruidos, luces… Hay muchos estímulos que son contraproducentes para un cachorro que lo que necesita es tranquilidad y rutinas mientras se lleva a cabo un lento proceso de adaptación.
Diferentes miembros de la familia pueden asustar o confundir al perro provocando una socialización incompleta que puede tener efectos durante el resto de la vida del animal. Para que te hagas una idea, los expertos en el cuidado de los perros recomiendan no entregar las mascotas entre la segunda semana de diciembre y la primera de enero.
La preparación es importante
Si estás pensando en tener un perro todos estos aspectos los debes sopesar con antelación. Regalarlo por sorpresa en navidades puede acabar en el abandono del animal, algo que, por desgracia, sucede en muchas familias que toman estos impulsos.
Si de verdad estás pensando en adoptar una mascota en tu familia toma la decisión en grupo, ya que es importante que todos los miembros del hogar estén de acuerdo. También lleva a cabo una investigación seria para conocer mejor cómo cuidar de tu mascota y prepara el hogar convenientemente para su llegada.
Recuerda que una mascota no es ningún juguete y adoptarla de forma impulsiva es una decisión cuyas consecuencias se acarrean por años. Está claro que una mascota en un hogar es una alegría inmensa, pero hay que conocer todos los inconvenientes que esta tiene para tomar la decisión más acertada.





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