El arrebato y la genialidad han sido el hilo conductor en la vida y el toreo del irrepetible diestro Rafael de Paula en lo bueno y en lo malo, en las cimas y simas, en el triunfo y en el tirarse al callejón, una constante vital en la biografía del impredecible artista gitano del barrio de Santiago jerezano.
Fue en la plaza de Jerez, en su Feria de Mayo de 2000, cuando Paula puso el punto y final a su carrera en una perfecta metáfora de lo que fue su vida y de lo que ha sido posteriormente, arrancándose la coleta en un gesto de rabia ante la impotencia de no poder matar un toro en el epílogo de su carrera de cuarenta años.
Rafael Soto Moreno, hijo de un cochero apodado "El Paula" o "El Paulita", nació en Jerez de la Frontera el 11 de febrero de 1940, debutó en Madrid en 1959, tomó la alternativa un año después en Ronda (Málaga) de manos de Julio Aparicio y Antonio Ordóñez de testigo, y la confirmó en Las Ventas en 1974.
Desde entonces hasta que se retiró, siempre fue el mismo, desigual, irregular, con intermitencias, pocas corridas y un concepto que pronto se extendió por todo el toreo desde que sólo actuaba en su rincón gaditano y en pocos sitios más.
En 1960, en la antigua plaza de Vista Alegre se oyó una de esas frases acuñadas en la mitología del toro: "¿Has visto lo que ha hecho el gitano?" El comentario fue de Antonio Bienvenida a Curro Romero, una compañía constante en la carrera del artista del barrio de Santiago y su amigo en los momentos más amargos de su carrera.
La irregularidad ha sido la tónica de este torero que, en la línea marcada por otros genios gitanos como Rafael 'El Gallo' o Joaquín Rodríguez 'Cagancho', hizo norma de la improvisación e inspiración para interpretar como pocos la verónica, el lance esencial, y un toreo de muleta de cintura quebrada y muñecas de seda.

Rafael de Paula
El mito del torero gitano creció cuando fue detenido en el callejón de la plaza de El Puerto de Santa María el 19 de marzo de 1985, con su ingreso en prisión y reaparición el 7 de abril de ese año en Sevilla, y su procesamiento por intento de asesinato contra el exfutbolista José Gómez Carrillo, presunto amante de su mujer, Marina Muñoz, cargo del que resultó absuelto.
No obstante, Rafael de Paula fue condenado a dos años de prisión menor por delito de inducción al allanamiento de morada, con intimidación, en junio de 1989 por la Audiencia de Cádiz.
Desde esa fecha, espació su presencia en los ruedos mientras el proceso judicial siguió adelante con la confirmación de su condena por el Supremo, su ingreso en la prisión de Jerez en 1995 y la concesión de la libertad provisional en enero de 1996, tras un año en situación de tercer grado penitenciario.
Original en las vueltas azules de sus capotes, en sus vestidos de torear y en su concepto de la vida y del toreo, Rafael de Paula ha inspirado obras como "La música callada del toreo" de José Bergamín o un monográfico sobre su toreo del poeta Felipe Benítez Reyes.
Colgó definitivamente el vestido de torear el 18 de mayo de 2000, en Jerez, y dos años después recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes.
Durante la temporada de 2007 ejerció el papel de apoderado de José Antonio Morante de la Puebla y, desde entonces, su estrella comenzó a declinar y su personaje, a entrar en un declive que pudo tener como comienzo un acto en Ronda en el que arremetió contra todos y todos y del que se despidió en su son: "Ya estoy yo en Jerez de la Frontera, donde se comen las papas enteras".
Una de sus últimas apariciones públicas fue en noviembre de 2021 en un acto en Sevilla en el que el torero ya iba en silla de ruedas y en el que, pese a su más que visible decadencia, le salieron los chispazos de su genio torero, del duende a la hora de rematar los conceptos.
"Barbarie es Nerón, que incendió Roma y le echó la culpa a los cristianos, es la Santa Inquisición de los Reyes Católicos, el holocausto de los nazis, eso es barbarie", defendió al toreo, a su vida Rafael de Paula, la música callada del toreo.





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