El espacio Bellver Blue Tech Zone, un espacio único en Europa que cuenta con una sala 360º cubierta de pantallas led equipada con tecnología inmersiva de última generación, ha abierto sus puertas en Oropesa con una pieza exclusiva de arte digital que invita a dejar de pensar en un arte bidimensional para homenajear al océano y su riqueza.
De la mano de la prestigiosa curadora Antònia Folguera y con el talento creativo de vanguardia del estudio Desilence, junto a la pionera del sonido electrónico Suzanne Ciani, la pieza exclusiva de arte digital de vanguardia 'The Rhythm of the Ocean Vortex' ha estrenado el espacio único que representa una sala totalmente cubierta de pantallas led, con 66 millones de pixeles y una resolución de 11K.
Un recinto inédito no sólo en España, sino en Europa, según explican a EFE los miembros de Desilence, Tatiana Halbach y Søren Christensen, que recuerda a la Sphere de Las Vegas con la diferencia de que el recinto americano no cuenta con un suelo inmersivo, como sí dispone el Bellver Blue Tech Zone, ampliando la experiencia envolvente.
Periodistas y artistas han podido hoy asistir al estreno de esta creación con la que Bellver Blue Tech Zone, ubicado en un enclave privilegiado junto al mar Mediterráneo, busca consolidarse en el circuito internacional de arte digital.
Un espacio "único" para albergar encuentros
Bellver Blue Tech Zone, inspirado en el concepto de las "zonas azules" del planeta (aquellas donde sus habitantes tienen mayor longevidad), es un espacio concebido para albergar encuentros -principalmente corporativos, pero también creativos, formativos y culturales- en el que tecnología, servicio y entorno se integran para ofrecer una experiencia única.

El espacio Vortex en Bellver Blue Tech Zone abre sus puertas en Oropesa con una exhibición única de arte digital. (EFE)
Un enclave que destaca no sólo por su ubicación, sino por su versatilidad y capacidad tecnológica para impulsar "las propuestas más innovadoras del momento".
Antònia Folguera, comisaria y comunicadora, parte del equipo curatorial del Sónar +D, ha destacado el valor de esta pieza creada para el sitio donde se desarrolla, Vortex, que supone "una invitación a dejar de pensar en plano".
"Este lugar va más allá del 'frame', del marco que supone el rectángulo invisible que separa al espectador y la obra de arte: lo rompe y ya no hay línea que los separe", ha incidido Folguera.
Jugar con la perspectiva del público
La sala 360º "juega con nuestra percepción, nos engaña un poco" y, al ser cilíndrica, los artistas "nos pueden hacer perder la perspectiva", ayudados porque se trabaja con mucha resolución.
La comisaria destaca el valor de haber contado con el estudio creativo barcelonés Desilence, quienes durante dos décadas han desarrollado espectáculos visuales para grandes escenarios, musicales, danza, teatro, mapping e instalaciones inmersivas.
Pensó en ellos para poder vincular el trabajo de investigación científica de conservación marina que se lleva a cabo en Bellver Blue Tech Zone con el arte digital porque Desilence desde hace años ya es "activista con el mar".
Y ha puesto en valor la figura de Suzanne Ciani, pionera estadounidense de la música electrónica con una carrera de más de 50 años y una de las diseñadoras de sonido más influyentes del siglo XX. Su trabajo está a su vez profundamente inspirado por el océano, de ahí la idoneidad de su obra The Rhythm of the Ocean creada en directo junto a Desilence hace unos años haya sido el germen para esta creación.
Sobre Ciani, Antònia Folguera ha destacado que es un ejemplo de "longevidad artística", ya que a sus 80 años sigue creando contenido "modernísimo" con el bagaje de haber sido pionera en la creación de sonidos en los años 70 y 80 tan relevantes como el de videojuegos Atari o el famoso sonido que se escucha al abrir una lata en los anuncios de Coca-Cola.
Tatiana Halbach ha asegurado que es "un privilegio poder usar su música" para este trabajo que ha tenido una gestación de tres meses y que les ha conectado a este rincón mediterráneo que, asegura, echarán de menos.
8 minutos que sumergen en el océano
The Rhythm of the Ocean, ha señalado, "se inspira en los sonidos del mar", surge de varios directos en los que Tatiana y Søren generaban las imágenes en directo.
Pero trabajar aquí, ha dicho Taiana, "ha sido un privilegio", porque a diferencia de otras creaciones, aquí han podido trabajar desde dentro de la sala y con un equipo técnico "excelente".
Para el espectador la experiencia propone un viaje sensorial de 8 minutos que evoca la lógica de los movimientos del mar, su profundidad, sus movimientos envolventes e hipnóticos y su dinámica vital.
Se propone una inmersión en el océano, un medio que funciona con otra lógica, con una propagación diferente del sonido y con una refacción y comportamiento de la luz peculiares y propios del entorno acuático vivo.
El pulso de la música va envolviendo al espectador poco a poco, pasando de la calma a la agitación y llevándolo a un balanceo hipnótico que zarandea y desorienta para después volver a la orilla.





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