MARIO BUNGE,
filósofo que da una alternativa de democracia participativa, estará
en España el próximo mes invitado por un activo grupo matritense
que trata de despejar la incógnita del nuevo sistema mundial, dado
por fenecido (sin enterrar) al capitalismo de tan hirientes coletazos
hoy en día. Todos los esfuerzos por mantener la estructura liberal
capitalista y los derechos con ella vinculados (propiedad privada,
libre concurrencia y herencia) son bastante dolorosos para la gente
de a pie, que está soportando estoicamente estos estruendosos
estertores sin renunciar al pleno reconocimiento al
trabajo y a la riqueza y los derechos sociales, y transitando hacia otra concepción
política funcional muy distinta. Las nuevas exigencias generacionales
se basan en esta idea y estudiarán las formas ya arcaicas de
gobernanza, que hoy solo la socialdemocracia de unos pocos países
que explotan al resto de la humanidad supera el análisis. Bunge
propone el socialismo autogestionario que nacionalizaría los
sectores estratégicos, tales como energía, materias primas,
transportes, comunicaciones, sanidad y educación. Esto rasca a
muchos los oídos, pero los estratos sociales se sensibilizan hacia
una integración y un respeto de todas las corrientes éticas y todas
las filosofías y religiones del mundo —ausentes de controversia
encarnizada— para la admisión, el respeto y el diálogo compartiendo
las mismas bases esenciales en el nacimiento del nuevo sistema. No
recuerdo quién apuntó algo tan armonizador como que el cementerio
está lleno de personas imprescindibles, pero ejemplifica que la
defensa a ultranza de una determinada doctrina (y mucho menos el
fanatismo) es menos acertado que la ósmosis y la interacción. El
camino de la humanidad es difícil sin el diálogo y la paz entre las
distintas concepciones del mundo con el afán de avanzar, soporte
mutuo para mantener la vida buena y la satisfacción en una nueva
confluencia política.
Juan Carlos YAGO |
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