Agentes de la Jefatura Superior de Aragón detuvieron el pasado 8 de abril a dos mujeres de 37 y 41 años como presuntas responsables de cinco delitos de hurto y un delito leve de hurto.
Se trata de una operación llevada a cabo por el Grupo de Delincuencia Itinerante de la Brigada Regional de Policía Judicial quien investigaba los hechos desde el pasado mes de junio, momento en el que se formuló la primera de las seis denuncias que se imputan a las presuntas autoras.
Modus Operandi
Las detenidas, hermanas, se dedican a la sustracción de dinero y joyas en domicilios de personas de avanzada edad, que superan los noventa años en la mayoría de los casos, a las cuales seleccionan previamente bien en vía pública o mediante los buzones en las comunidades de vecinos, por estar ya en desuso los nombres de pila de las potenciales víctimas.
Para apoderarse de estos efectos las detenidas no dudan en emplear la violencia que sea necesaria para lograr su propósito delictivo. Poseen antecedentes recientes por delitos de robo con violencia así como distintos allanamientos de morada en los que se mantienen en las mismas pese a la resistencia activa de las víctimas.
Dirigen sus actuaciones criminales siempre a una misma población vulnerable, la de avanzada edad, abusando de su situación de superioridad y de la nula capacidad de defensa que tienen personas que, en este caso, tienen una media de edad de más 82 años, llegando a tener 97 años una de las víctimas.
Esta circunstancia, unida a que los hechos se cometen en la intimidad del domicilio de las víctimas, provoca en éstas de manera inevitable un sentimiento de temor y una sensación de inseguridad difícilmente recuperable, originando cambios en sus rutinas diarias y dejando de considerar sus hogares como un "lugar seguro".
Una vez en el domicilio, cuando la víctima les abre la puerta, se granjean su confianza utilizando diferentes estratagemas. Dicha acción, suele ser llevada a cabo por la mayor de las hermanas en solitario.
Durante el teatrillo, perfeccionado a lo largo de los años, dejan la puerta abierta para que la otra hermana pueda acceder al domicilio e inspeccionar con total tranquilidad en busca de dinero y joyas.