Cuatro pinturas de gran formato, pertenecientes al depósito del Museo Nacional del Prado en la Universidad de Zaragoza, han regresado a la Facultad de Filosofía y Letras tras un proceso integral de conservación y restauración llevado a cabo en el marco de las obras de rehabilitación del edificio universitario.
Estas obras, tres de ellas del siglo XIX y una del siglo XVII, son:
- Guzmán el Bueno (1884), de Salvador Martínez Cubells, Óleo sobre lienzo, 290 x 415 cm.
- Muerte de Don Pedro I "el Cruel" (1883), de Arturo Montero y Calvo, Óleo sobre lienzo, 250 x 300 cm.
- Gladiadores victoriosos ofreciendo sus armas a Hércules guardián (1884), de Andrés Parladé y Heredia, conde de Aguilar, Óleo sobre lienzo, 350 x 251 x 4 cm.
- Santa Teresa de Jesús convirtiendo a una endemoniada, anónimo madrileño, segunda mitad del siglo XVII, Óleo sobre lienzo, 154 x 234 cm.
- Las pinturas, de grandes dimensiones, estaban ubicadas originalmente en las cajas de escaleras de la Facultad y forman parte de un conjunto de 23 obras que el Prado mantiene en depósito en la Universidad de Zaragoza, en su mayoría desde finales del siglo XIX.
Una restauración de largo recorrido
El proyecto de rehabilitación de Filosofía y Letras, iniciado en 2018, permitió no solo el traslado y almacenaje adecuado de las obras durante las obras del edificio, sino también acometer su restauración, dado el deterioro que presentaban, con importantes pérdidas de pigmento y acumulación de suciedad.

La restauración se ha desarrollado en estrecha colaboración con el Museo del Prado, cuya Área de Depósitos ha supervisado el proceso y ha asumido los costes de enmarcación de las piezas. Por parte de la Universidad de Zaragoza, han participado activamente en este proyecto diversos servicios y responsable institucionales. La Facultad de Filosofía y Letras, con sus decanos Elena Barlés y José Antonio Beltrán Cebollada y sus respectivos equipos, han prestado todo su apoyo al proceso. El Vicerrectorado de Infraestructura y su vicerrector Ángel Pueyo, facilitó los recursos económicos para la contratación de las diferentes restauraciones. También ha sido clave la implicación del Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social en una primera etapa, bajo la dirección de Yolanda Polo, y en la actualidad, como Vicerrectorado de Cultura y Patrimonio, con Eliseo Serrano al frente. Desde esta unidad se han aportado todos los recursos necesarios para el desarrollo del proyecto, que ha sido coordinado técnicamente por María García Soria, Técnica Superior de Patrimonio Cultural de la Universidad.
Un legado histórico que se actualiza
La historia de estos depósitos se remonta a finales del siglo XIX, cuando el Museo del Prado, ante la falta de espacio en el edificio Villanueva, comenzó a enviar obras a diferentes instituciones del país. En el caso de Zaragoza, llegaron por Reales Órdenes de 1884 y 1896, siendo inicialmente ubicadas en la antigua Universidad Literaria de la plaza de la Magdalena y posteriormente trasladadas a distintas facultades.
A las cuatro obras que nos ocupan acompañaban en las mismas cajas de escaleras La torre de San Agustín, que se restauró con motivo de la conmemoración de los Sitios de Zaragoza y se trasladó a la antesala rectoral en el edificio Paraninfo y Los amantes de Teruel, lienzo que pasó a depositarse en la Fundación Amantes de Teruel, siguiendo la actual política de depósitos que está llevando a cabo el Museo del Prado, que busca la adecuación y sintonía de los mismos con la institución que los acoge.
Con esta actuación, la Universidad de Zaragoza reafirma su papel como agente activo en la conservación y difusión del patrimonio artístico, poniendo de manifiesto el firme compromiso de la rectora Rosa Bolea en la investigación y valorización de las colecciones que custodia la Universidad de Zaragoza. La institución trabaja actualmente en la redacción de un reglamento específico referido a la correcta gestión de su patrimonio cultural, así como en la ampliación y refuerzo de sus políticas de conservación, restauración e investigación de colecciones, consolidando así un marco normativo y operativo que garantice su adecuada protección, gestión y proyección futura.