EN VALENCIA se han producido ayer tres nuevos terremotos. El primero, a las 4:42 de la madrugada, con una intensidad definitiva de 2,9 grados y a una profundidad de 11 kilómetros; el segundo y tercero han sido más leves. Por otro lado, algunos edificios de la avenida Barón de Cárcer de la capital de la Comunitat sufren temblores permanentes, bastante notorios y perceptibles hasta el punto de asustar a los vecinos y, sin embargo, los técnicos no saben bien a qué atribuirlos. Ambos casos son verídicos. El golfo de Valencia está amenazado por seísmos violentos, pero con otros golfos ocurre lo contrario y el asunto tiene menos eco en los medios.
Estos golfos remueven el terreno que pisan los mendigos, los zarandean, les insultan y hasta los asesinan. En el mismo momento en que se producían esos ingratos temblores de tierra, era ultrajado por completo un vagabundo que dormía habitualmente en una especie de aparcamiento, rodeado de coches cuyos motores recién apagados le daban el calor que les sobraba alternativamente. Se consideraba un privilegiado por contar con un techo sin paredes pero se conoce que a alguien le molestaba que su vehículo pudiese sufrir algún arañazo por la propia actividad vital de la víctima. Hace un mes, en la provincia, otra indigente —que se encontraba en un cajero frente a la torre del antiguo castillo que preside la plaza Mayor de Torrent, sobre un colchón forrado de plástico para aislarse de la humedad, rodeada de mantas y embutida en un anorak y varios forros polares— fue apaleada brutalmente por dos muchachos de aspecto normal, orinándose luego encima de ella entre insultos y vejaciones. Y en toda España se han dado casos. Dos jóvenes junto a una adolescente menor de edad quemaron viva a María Rosario Endrinal, de 50 años, que dormía en un cajero (Barcelona, 2005). Seis menores fueron detenidos por la paliza que propinaron a un indigente que se encontraba en un cajero en Ayamonte (Huelva, 2006). Un menor de 17 años agredió y quemó a un ex guardia de seguridad en paro, de 42 años, que descansaba en un cajero; la víctima fue ingresada en coma (Alicante, 2009). Otro, gravemente apaleado cuando dormía en un fotomatón en la madrileña zona de Moncloa, en 2009 o el que intentaron quemar diecisiete implicados en Majadahonda (Madrid, 2012). Son ejemplos del grado de deshumanización que vive esta sociedad enferma.
Estos golfos remueven el terreno que pisan los mendigos, los zarandean, les insultan y hasta los asesinan. En el mismo momento en que se producían esos ingratos temblores de tierra, era ultrajado por completo un vagabundo que dormía habitualmente en una especie de aparcamiento, rodeado de coches cuyos motores recién apagados le daban el calor que les sobraba alternativamente. Se consideraba un privilegiado por contar con un techo sin paredes pero se conoce que a alguien le molestaba que su vehículo pudiese sufrir algún arañazo por la propia actividad vital de la víctima. Hace un mes, en la provincia, otra indigente —que se encontraba en un cajero frente a la torre del antiguo castillo que preside la plaza Mayor de Torrent, sobre un colchón forrado de plástico para aislarse de la humedad, rodeada de mantas y embutida en un anorak y varios forros polares— fue apaleada brutalmente por dos muchachos de aspecto normal, orinándose luego encima de ella entre insultos y vejaciones. Y en toda España se han dado casos. Dos jóvenes junto a una adolescente menor de edad quemaron viva a María Rosario Endrinal, de 50 años, que dormía en un cajero (Barcelona, 2005). Seis menores fueron detenidos por la paliza que propinaron a un indigente que se encontraba en un cajero en Ayamonte (Huelva, 2006). Un menor de 17 años agredió y quemó a un ex guardia de seguridad en paro, de 42 años, que descansaba en un cajero; la víctima fue ingresada en coma (Alicante, 2009). Otro, gravemente apaleado cuando dormía en un fotomatón en la madrileña zona de Moncloa, en 2009 o el que intentaron quemar diecisiete implicados en Majadahonda (Madrid, 2012). Son ejemplos del grado de deshumanización que vive esta sociedad enferma.