La Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento de la localidad jiennense de Torres han firmado un convenio mediante el cual consolidan y dan continuidad a diez años de trabajo conjunto en la cueva paleolítica de El Morrón. El acuerdo ha sido hoy rubricado por el rector de la UCO, Manuel Torralbo Rodríguez, y el alcalde de Torres, Roberto Moreno Jiménez.
En 2015, investigadores del Área de Prehistoria de la Universidad de Córdoba, liderados por Mª Ángeles Medina Alcaide (actual investigadora Ramón y Cajal de la UCO), iniciaron las labores arqueológicas en la cueva. Este grupo de investigación, en el que se incluye el profesor José Luis Sanchidrián (primer investigador en estudiar el arte paleolítico de la cueva) y Eva Rodríguez Castro (investigadora predoctoral de la UCO y responsable del presente convenio), atesora ya una década colaborando con el Ayuntamiento de Torres (Jaén).
En este periodo, se ha procedido a la evaluación del estado de la cavidad, de su arte rupestre y del yacimiento arqueológico presente en el interior de la cueva, preferentemente de los niveles más superficiales. La cavidad cuenta con dos figuras de cabras paleolíticas únicas, con 20.000 años de antigüedad, una en tonalidad roja y otra en negro.
Otro logro de esta colaboración ha sido la protección de la cueva a través de la instalación de un cierre configurado en base a los parámetros medioambientales del endokarst, así como a la presencia de quirópteros en la cavidad.

Además, en las investigaciones y labores en la cueva de El Morrón han participado activamente el arqueólogo Antonio Torres, quien recientemente ha realizado de una cata arqueológica en la cueva y coordinado un proyecto de difusión financiado por la Junta de Andalucía, así como la arqueóloga Rosa Mª Ruiz-Márquez, la ilustradora científica Hefesnna y la empresa de nuevas tecnologías Labcertis.
En el marco del nuevo convenio se pretende proseguir con las investigaciones en la cueva primando la conservación del enclave, a través de la puesta en marcha de una monitorización remota y pionera en Andalucía para el control, desde laboratorio y sin interferencia humana, de los parámetros medioambientales reinantes en el interior de la cueva, asegurando de este modo una conservación óptima. Todo ello, en paralelo a la puesta en marcha de un régimen de visitas exclusivo y restringido. De esta manera, se incentivará la conservación del arte rupestre y su difusión sostenible.
En particular, se han programado 4 visitas al año, para un máximo de 10 personas por día. Estas visitas estarán guiadas por investigadores del Área de Prehistoria de la Universidad de Córdoba e implicados activamente en los proyectos de investigación en la cavidad, lo cual resulta un valor añadido a la actividad y una apuesta por el acercamiento directo y de primera mano de la ciencia arqueológica a los ciudadanos.