La Cátedra Córdoba, Ciudad Mundo organiza, por tercer año consecutivo, el ciclo Córdoba en la Historia. Cordobeses Ilustres, patrocinado por el Ayuntamiento de Córdoba y dedicado a una personalidad destacada de la ciudad. En esta edición, la propuesta ofrece una revisión contextualizada de la figura de Adolfo Castiñeyra y Boloix (1856-1920), arquitecto esencial para comprender la transformación urbana, arquitectónica y estética de Córdoba a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
La primera cita del ciclo comienza mañana viernes 21 en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras a partir de las 17:00, y tendrá su continuación el viernes 28, en el mismo lugar. El programa completo del ciclo puede consultarse aquí.
Adolfo Castiñeyra y Boloix (Palma del Río, 1856 - Córdoba, 1920) es conocido por ser el arquitecto que introdujo el modernismo en Córdoba, contribuyendo decisivamente a la renovación estética de la ciudad a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Formado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), obtuvo el título de arquitecto en agosto de 1888. Su regreso a Córdoba en 1891 marcó el inicio de una intensa carrera institucional: fue nombrado segundo arquitecto del Ayuntamiento de Córdoba (1891), director de la Escuela de Artes Industriales (1892), arquitecto de la Diputación Provincial (1893) y arquitecto del Obispado (1894).
Su producción arquitectónica, respaldada por los cargos institucionales que desempeñó, dejó una huella singular tanto en la capital como en la provincia. Desde esas responsabilidades, Castiñeyra abordó una amplia variedad de proyectos —tanto públicos como privados— y atrajo a una clientela distinguida que le confió residencias de notable presencia en el paisaje urbano de la época. En la ciudad de Córdoba destacan obras como el actual Colegio Oficial de Arquitectos, el Instituto de Enseñanza Secundaria Maimónides y diversos edificios situados en la calle Claudio Marcelo, entre otros; todos ellos ejemplos representativos de su refinado lenguaje arquitectónico.
En el ámbito provincial recibió encargos muy diversos: desde infraestructuras penitenciarias, como la cárcel del partido de Pozoblanco, hasta edificios de carácter educativo, entre los que se cuentan la escuela de Santa Ana en Pozoblanco y escuela en Villanueva de Córdoba. También incursionó en la arquitectura funeraria, con el cementerio municipal de Añora, e intervino en obras de carácter religioso, como la iglesia de Santa Bárbara en Peñarroya o la iglesia de la Inmaculada Concepción en Villa del Río; su producción residencial en la provincia se encuentra magistralmente representada por la casa Cardona en Fuente Obejuna.
Durante más de tres décadas (1891-192O) ejerció su labor dejando una impronta relevante en el paisaje urbano y arquitectónico. Su estilo —definido por la ornamentación refinada, el uso ecléctico de materiales y una minuciosa atención al detalle convirtió a un buen número de sus obras en exponentes del modernismo cordobés, siempre en diálogo con las necesidades y el carácter local.
Adolfo Castiñeyra y Boloix dejó un legado que conjuga la incipiente modernidad europea con la tradición local, configurando un lenguaje propio donde la innovación técnica y la sensibilidad estética se integran con el espíritu cordobés. Su obra, diversa y refinada, continúa siendo testimonio de una época de transición y de una mirada capaz de unir lo universal con lo cotidiano.





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