Un equipo internacional liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y la Universidad de Aarhus de Dinamarca ha descubierto por primera vez cómo el murciélago más grande de Europa, está capacitado para localizar, seguir, cazar y comer pequeñas aves en el vuelo mientras migran durante la noche.
Este estudio ha sido publicado en la revista "Science" gracias al empleo de los dispositivos de seguimiento y a la Infraestructura Científico-Técnica Singular de la Reserva Biológica de Doñana (ICTS Doñana).
Para llevar a cabo este estudio, el equipo científico usa cajas-refugio inteligentes que se localizan en la Reserva Biológica de Doñana. Gracias a este sistema, se registra la entrada, almacena los datos y envía directamente al móvil del equipo investigador.
Dos décadas de intentos
El grupo de investigación ha trabajado durante un par de décadas en este estudio, conociendo que estos ejemplares no se alimentan solo de insectos, sino también de pequeños pájaros.

Nyctalus lasiopterus
"Sabíamos que el nóctulo grande captura y consume sus presas habituales en vuelo, así que asumimos que hacía lo mismo con los pájaros, pero necesitábamos demostrarlo", ha explicado el investigador de la EBD-CSIC Carlos Ibáñez.
Confirmación de la captura de aves en vuelo
"Escuchar las grabaciones registradas fue una experiencia fascinante. Fue como si viajáramos con el nóctulo grande en su vuelo", afirma la autora principal del estudio, elena Tena.
Se han registro un total de 611 interacciones de caza siendo la mayoría de ellas ataques muy breves dirigidos especialmente a insectos.
Sin embargo, en dos ocasiones los resultados fueron inesperados, tras alcanzar 400 metros de altitud, los murciélagos se lanzaron en picado, batiendo las alas con mayor rapidez y fuerza.
Conservación de una especie vulnerable
Este descubrimiento ha traído implicaciones para la conservación biológica del mismo ya que el nóctulo grande es considerado como una especie vulnerable a nivel nacional y mundial.
Se enfrenta a diversas amenazas como la pérdida de hábitat, el desplazamiento por parte de especies invasoras y la mortalidad asociada a parques eólicos.
"Contar con una colonia de nóctulos perfectamente controlada con microchips en la Reserva Biológica de Doñana ha sido fundamental. Sin el trabajo de tantos años de marcaje y seguimiento de los nóctulos y sin la infraestructura científica de vanguardia y la calidad de las instalaciones de la Reserva, no habríamos podido hacerlo", según Carlos Ibáñez.