Investigadores de la Universidad de Sevilla han identificado los posibles orígenes de daño estructural en el cerebro de pacientes con trastornos del espectro de la esquizofrenia (SSD, por sus siglas en inglés). Se trata de las regiones que presentan las mayores alteraciones morfológicas en la etapa inicial de la enfermedad en comparación con el valor esperado para personas neurotípicas de su mimo sexo y edad. Además, los resultados del estudio muestran que las personas con SSD presentaron reducciones significativas en la similitud estructural entre las distintas regiones de los lóbulos temporal, cingulado e insular.
Un número creciente de estudios respalda la hipótesis de que las condiciones psiquiátricas se manifiestan inicialmente como alteraciones estructurales en regiones específicas cerebrales y, posteriormente, se propagan a otras áreas a través de la conectividad cerebral. Los trastornos del espectro de la esquizofrenia se caracterizan por una maduración cerebral atípica, como la reducción del volumen, área y espesor de la corteza cerebral. Estas alteraciones, asociadas con déficits cognitivos y sintomatología severa, siguen un patrón que refleja una desconexión dentro de redes cerebrales específicas.
La similitud estructural entre las diferentes regiones corticales puede estimarse mediante redes basadas en la Divergencia Inversa Morfométrica (MIND, por sus siglas en inglés), una metodología que utiliza características derivadas de la resonancia magnética estructural (MRI), como el volumen, área superficial y el espesor cortical. Estas redes cuantifican el grado de similitud morfológica entre distintos pares de regiones, donde valores disminuidos de MIND indican menor similitud estructural, lo que puede interpretarse como una mayor desconexión morfológica entre dichas regiones.

Aplicando esta reciente metodología, se construyeron redes MIND para 195 controles sanos y 352 personas con trastornos del espectro de la esquizofrenia. En comparación con los pacientes sanos, las personas con SSD mostraron principalmente reducciones significativas en la similitud estructural en los lóbulos temporal, cingulado e insular. Estas disminuciones fueron más pronunciadas en individuos con un estado clínico más desfavorable, definido por un mayor deterioro cognitivo y una sintomatología más severa. Además, estas alteraciones se localizaron principalmente en áreas de asociación de orden superior, que maduran más tardíamente y son fundamentales para funciones cognitivas complejas.
En este estudio también se identificaron los posibles orígenes o epicentros de daño estructural, definidos como aquellas regiones que presentan las mayores alteraciones morfológicas en la etapa inicial de la enfermedad en comparación con el valor esperado para personas neurotípicas de su mimo sexo y edad.
Finalmente, se relacionaron 46 características neurobiológicas con las redes MIND, revelando que las regiones con menor similitud en personas con trastornos del espectro de la esquizofrenia presentan una alta presencia de astrocitos y neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, así como una reducción en el metabolismo y la microestructura cortical.
Estos hallazgos aportan evidencia sobre la compleja interacción entre la similitud estructural, los procesos madurativos y la neurobiología subyacente en la determinación del estado clínico de las personas con SSD. Este enfoque podría contribuir al desarrollo de biomarcadores estructurales y estrategias terapéuticas personalizadas basadas en el perfil biológico y clínico de cada paciente.