Barcelona es una ciudad maravillosa que cuenta con atractivos para todos los gustos, lo que permite entender porque, cada año, millones de turistas la visitan, sin embargo, hay sitios que conviene evitar, por eso hicimos este listado que te permitirá escapar indemne de aquellos lugares donde ocurrieron hechos terribles:
Condenado al fuego eterno
El Gran Teatro del Liceu fue levantado sobre las ruinas de un convento de trinitarios descalzos y abrió sus puertas al público en 1847. En 1861 el recinto se prendió fuego. En ese momento, se hizo popular un dicho catalán que aseguraba: "Soy búho y voy solo, si lo volvéis a levantar, yo lo volveré a quemar". En 1893, el teatro sufrió un atentado en pleno estreno de la ópera de Guillermo Tell realizado por el anarquista Santiago Salvador, quien arrojó dos bombas desde el palco como venganza por la muerte de otro joven revolucionario, Paulino Pallás, provocando veinte muertes. El 31 de enero de 1994, mientras dos operarios trabajaban en la reparación del telón de acero que, en caso de incendio, debía impedir que el fuego pasara del escenario a la sala, las chispas de su soplete prendieron en los pliegues del cortinaje fijo, provocando un tremendo incendio. El teatro no pudo abrir sus puertas hasta 1999.

Grabado del incendio de 1861 en el Liceo
La maldición de la estación de metro
Rocafort es una estación de la línea 1 del Metro de Barcelona ubicada debajo de la Gran Vía. Su construcción comenzó en 1924 y, mientras se trabajaba en los túneles, un derrumbe acabó con la vida de 11 obreros. Durante la Guerra Civil se usó como refugio. Según el mito popular, en sus bocas de acceso murieron muchas personas que intentaban escapar de los bombarderos y terminaron aplastadas en avalanchas. En los años sesenta su aura maldita se incrementó cuando una gran cantidad de personas decidieron quitarse allí, arrojándose a las vías. Desde entonces, comenzaron a ocurrir sucesos extraños, incluyendo la presencia de figuras fantasmales registradas por las cámaras de seguridad cuando la estación estaba cerrada. Por ese motivo, los empleados no quieren trabajar en horario nocturno, especialmente luego de que, a la medianoche, se escucharan extrañas voces en los túneles. El mito más popular habla de una mujer que aparece caminando por los andenes y luego desaparece en el aire.
La vampira de la calle de Poniente
Enriqueta Martí fue acusada de secuestrar y asesinar a varios niños en Barcelona. En 1909 ya había sido arrestada, en su piso de la calle Minerva, acusada de regentar un burdel que ofrecía los servicios de menores de edad. La mujer también vendía ungüentos y pociones que, según el mito popular, estaban hechos con los restos humanos de los pequeños que asesinaba. En 1912, Enriqueta secuestró a Teresita Guitart Congost, pero una vecina vio a la niña en su departamento y la denunció a la policía. Los agentes entraron al departamento de la mujer y encontraron dos pequeñas: una era Teresita, la otra dijo llamarse "Angelita" y declaró que era la hija de Enriqueta. Ambas niñas fuero interrogadas por la policía. Teresita fue devuelta a sus padres y se descubrió que Angelita no era la hija sino la sobrina de la secuestradora, que había asistido a su cuñada en el parto y la había engañado, diciéndole que el bebé había muerto para quedarse con la pequeña. La policía además encontró un saco con ropa de niños llena de sangre, un cuchillo y otro saco lleno de huesos humanos pequeños. En otra habitación, cerrada con llave, había unas cincuenta jarras y palanganas con restos humanos, sangre coagulada, cabellos y polvo de hueso. Enriqueta fue encerrada en la prisión Reina Amalia de Barcelona donde, mientras esperaba el juicio, falleció. La versión oficial dice que murió a causa de un cáncer de útero; sin embargo, según el mito popular, fue asesinada por sus compañeras de celda, como castigo por haber prostituido y asesinado niños.