Los países participantes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) que está teniendo lugar en Brasil deben cancelar las concesiones de combustibles fósiles para mantener el acuerdo de París vigente. Este es el mensaje principal de una comunicación publicada ahora en la revista Nature y firmada por los expertos Martí Orta Martínez, Gorka Muñoa y Marcel Llavero Pasquina, de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, y Guillem Rius Taberner, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Apostar por las energías renovables
Tal como recuerdan ahora los expertos en la revista Nature, el acuerdo climático de París exige que los países trabajen para limitar el calentamiento global a muy por debajo de los 2 °C y que hagan esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C, para evitar puntos de inflexión climáticos de consecuencias devastadoras.
"Este último objetivo requiere acciones drásticas, incluso si asumimos exceder temporalmente el 1,5 °C y combatirlo mediante la reducción del carbono atmosférico más adelante en este siglo con el fin de bajar las temperaturas, el escenario más optimista para la mayoría de los científicos del clima", explica el equipo, que también participó en la COP29 celebrada en 2024 en Azerbaiyán.

De izquierda a derecha, Martí Orta, Fatima Eisam-Eldeen y Gorka Muñoa
Para tener una posibilidad de alcanzar los objetivos de París, el equipo insta a las naciones reunidas en la COP30 a movilizar inversiones masivas en energías renovables y a redefinir urgentemente los marcos legales internacionales, de modo que se puedan revocar licencias de combustibles fósiles.
"El mundo debe detener la exploración de más combustibles fósiles, dejar de conceder licencias para nuevas concesiones y anular la mayoría de las concesiones de petróleo y gas existentes y las minas de carbón que hay a día de hoy", concluyen los expertos.
Una amenaza para las comunidades indígenas en la Amazonia
En una nueva investigación publicada en la revista Energy Research and Social Science, el equipo alerta de los altos niveles de contaminación petrolera que sufren las comunidades indígenas de la Amazonia, así como de la impunidad con la que operan las empresas transnacionales que extraen petróleo en la zona. Esta es una de las regiones con más biodiversidad del planeta y es clave para la lucha global contra el cambio climático.
El trabajo está liderado por la UB y el ISGlobal, con la colaboración del Instituto Internacional de Estudios Sociales (ISS) de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos). El estudio se ha centrado en los bloques petroleros 1AB/192 y 8, en el norte de la Amazonia peruana, y analiza datos sobre los impactos ambientales vinculados a la extracción de petróleo y recopilados a través del monitoreo ambiental indígena y los registros de la agencia ambiental de Perú entre 2008 y 2018.
El estudio documenta 1.184 impactos ambientales como vertidos de petróleo y de aguas de producción contaminantes. Del total de impactos, solo el 17 % acaba en sanciones —e incluso cuando estas se imponen, las multas suelen reducirse o anularse con apelaciones y procesos judiciales prolongados—. Las conclusiones indican que hay que imponer multas ajustadas a los beneficios obtenidos por las empresas, de modo que se evite que operar con bajos estándares ambientales sea económicamente rentable para el sector industrial. También proponen la revocación de licencias en casos de reincidencia. De hecho, los autores van más allá y cuestionan la continuidad de la extracción de combustibles fósiles a nivel global ante la emergencia climática actual y, sobre todo, en zonas de alto valor ecológico y social.
Para frenar estos abusos, también advierten que es necesario fortalecer la vigilancia ambiental, dotar de más recursos a las agencias públicas de países como Perú e integrar el monitoreo indígena local —mucho más efectivo y conocedor del territorio— en la red de vigilancia ambiental.





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