Una serie de históricas fortalezas marcan el paisaje de Girona, haciendo recordar un pasado lleno de aventuras y peligros, donde las invasiones extranjeras eran algo muy común y había que estar preparado para librar enfrentamientos muy sangrientos donde, literalmente, nadie estaba a salvo de perder la vida, ni siquiera mujeres y niños. Para que ahorres tiempo y esfuerzo, armamos una lista de los cuatro castillos que no te puedes perder:
Castillo de Hostalric
Construido en el siglo XVIII por el general de ingenieros de Felipe V, Próspero de Verboom, tenía tres baluartes, torres de defensa y un foso. Se convirtió en un hito dentro de la historia española el 7 de noviembre de 1809, cuando las tropas napoleónicas comenzaron su asedio de la fortificación, al ser el único paso natural entre Girona y Barcelona. Se quedaron allí durante los siguientes cuatro años más. Tras la Guerra Civil, el castillo fue abandonado durante varias décadas, hasta que el ayuntamiento se hizo cargo de él. Actualmente, puede visitarse a través de rutas guiadas o teatralizadas que recrean la increíble belleza, arquitectónica e histórica del lugar.

Castillo de Montsoriu
Castillo de Montsoriu
Aquí vivieron los Vizcondes de Cabrera durante prácticamente cuatro siglos. Tras la realización de una serie de reformas en el siglo XIV se convirtió en un palacio gótico residencial. En 1240, ocurrió un hecho muy especial: se produjo una tormenta tan fuerte que uno de sus rayos golpeó la torre más alta de la fortaleza, quebrándola por la mitad, además, el agua había logrado atravesar la muralla exterior y entrado al segundo recinto, donde vivía el vizconde de Cabera junto a su mujer y sus hijos. El monje redactor de los Anales de Montserrat dejó registrado lo que pasó a continuación: "El vizconde Guerau hizo una promesa a Nuestra Señora si lo liberaba de la terrible tormenta, que derrumbó torres y casas del castillo, y mató personas y bestias. Al instante de haber hecho la promesa la lluvia cesó". Durante la Guerra Civil Catalana (1462-1472) y la Guerra de los Segadores (1640-1652) se libraron aquí durísimas batallas donde perdieron la vida cientos de soldados. Fue ocupado por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia, de 1808 a 1814. Desde 1998 es propiedad del Consejo Comarcal de la Selva.
Castillo de Requesens
La primera mención a esta construcción es del año 859, cuando se usaba para vigilar el paso fronterizo del condado de Empúries. En el siglo XV, los vizcondes de Rocabertí se convirtieron en sus dueños y lo conservaron hasta fines del siglo XIX. Tomás de Rocabertí contrató al maestro de obras Alexandre Comalat para recuperar las estructuras originales y reconstruir la capilla usando elementos de la antigua iglesia de Santa Maria de Requesens. Salvador Dalí trató de comprarlo para regalárselo a Gala, su mujer. En 2015, Pierre Casiraghi celebró su despedida de soltero aquí, de la que participó su tío Alberto de Mónaco.
Castillo de Sant Ferran
Comenzó a construirse a fines de 1753 y hasta 1892 no se dio por terminado el trabajo, aunque la estructura central estaba operativa desde 1766. Considerada la fortaleza más grande de Europa, sus números son realmente impresionantes: ocupa 320.000 metros cuadrados, podía acoger a 4000 hombres, colocar hasta 230 cañones en sus murallas, contaba con almacenes donde se podía guardar comida por un año para 10.000 personas, y cuadras con capacidad para 450 caballos. Durante la Guerra Civil fue usado como prisión militar y luego quedó a cargo del Ministerio de Defensa, hasta su apertura al público en 1997. Lo que más sorprende de esta fortaleza es su subsuelo, donde se encuentran cuatro inmensas cisternas que pueden albergar hasta nueve millones de litros de agua potable. Es considerado, con toda justicia, uno de los principales atractivos culturales y turísticos de Figueres, junto al extraordinario Museo Dalí.





Guía de San Pedro Alcántara
Comentarios
Aviso





