Pilar Montero, profesora y escritora con décadas de experiencia en literatura y enseñanza, vuelve a la ficción con La hija del escrutador, una novela gráfica que revive el Madrid de los años sesenta y setenta a través de la mirada de una niña extraordinariamente observadora. Tras su primer cuento infantil publicado en 1988 y su obra de ficción sobre la vida escolar en 2015, Montero se sumerge en la memoria familiar y en la historia reciente de España para ofrecer un relato lleno de humor, ternura y autenticidad.
La novela retrata la vida de un padre pluriempleado que, con sacrificio y esfuerzo, logra dar a sus cuatro hijos estudios y una vida mejor. Ordenanza en el Ministerio de Hacienda, tesorero de una mutualidad, escrutador de quinielas y acomodador en el Palacio de los Deportes, su rutina se convierte en un espejo del esfuerzo de millones de madrileños durante el tardofranquismo y el desarrollismo. Todo ello se narra a través de la hija menor, cuya sensibilidad y humor aportan frescura a una historia "basada en hechos reales".

Pilar Montero. (EFE)
"La recreación del Madrid popular de los años sesenta, con su música, juegos y costumbres, permite al lector identificarse con la época", señala Montero. La autora dedica un año y medio a la documentación y guion de la novela, y un año adicional a supervisar el trabajo de la ilustradora, para asegurar que las viñetas reflejen fielmente la vida cotidiana de la época.
La hija del escrutador está dirigida a lectores de todas las edades, aunque quienes superen los cincuenta años podrán reconocerse con especial claridad en la historia y los detalles que evocan recuerdos personales. Humor, emoción, hechos históricos y profesiones hoy desaparecidas se combinan para ofrecer una lectura entretenida y reflexiva, que ya ha conquistado a los primeros lectores por su cercanía y veracidad.